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MAGNUS

En las siguientes horas Jace estuvo caminando por la biblioteca de la casa de Ragnor de un lado a otro, había dado a especificar que nada lo tranquilizaba más que leer algo en días tan oscuros y Magnus no se lo había negado, porque a él nada lo tranquilizaba más que ver a Alexander y esperar que todo saliera bien.

—Magnus.

La voz del chico fue casi un llamado preocupante, Magnus caminó hasta el que estaba parado, miraba la ventana mientras señalaba hacia las arboledas y pudo ver porque lo había llamado así, Clarissa, Isabelle y Catarina venían hacia la mansión, dispuestas a pararlos.

—Mierda—murmuro Magnus.

Sabía que las barreras de magia no las dejaría pasar, se relajo, tendrían un buen rato para poder mudarse a otro lugar y ellas no podrían entrar, ni Catarina podía igualar su magia aunque quisiera.

—Agarra el diario y todas las hojas, prepara tus armas—dijo Magnus— nos vamos de acá.

Se irían antes de que Catarina pasara, no le haría daño a su amiga, no sería capaz de ello porque no quería dañar a nadie, solo quería terminar su trabajo y nada más que eso; sonrió cuando vio que las Nephilim se detenían cuando llegaban a la barrera, parecían confundidas, excepto Cat que buscaba otra entrada que fuera pasar sin preocupaciones.

—Tienen que detenerse—susurro Magnus—Déjenme en paz, Nephilim.

Pero entonces vio como Clarissa hacía una runa en la barrera, una runa dorada que pudo verla hasta él por su tamaño grande, y esta barrera que los protegería comenzaba a desvanecerse de a poco mientras la Nephilim de pelo rojizo parecían dar un pequeño festejo por su logro. Magnus tiró una maldición en alto y corrió hacia Jace que estaba ordenando las últimas hojas en sus manos.

—Nos vamos, ahora.

Cuando la puerta de la casa se abrió, apareció Cat que lo miraba con preocupación. Magnus hizo lo primero que se le vino a la mente, dejó que las llamas azules bajarán hacia abajo, al suelo de madera, atrapando a Jace con Alec en el proceso, y después subió sus manos hacia el cielo para que los tres fueran rodeados por ellas y así desaparecer escuchando el llamado de su amiga a gritos.

— ¡Magnus!

Cuando abrió los ojos ya no estaban en casa de Ragnor, estaban en otra sala de otra casa, miró a Jace que cayó al piso por el mareo, pero se preocupó más por la cápsula donde estaba Alexander, suspiró al ver que estaba ahí con ellos en la sala y sin ningún daño, eso había estado cerca de ponerlos en peligro y acabar con su misión. Volvió a hacer la barrera alrededor de la casa para prevenir que lo que había pasado volviera a ocurrir.

— ¿Cómo entraron tan rápido?

Se sentía tan agotado, había usado gran parte de su magia en tratar de protegerlos a los tres, cayó al piso mientras suspiraba y dejaba que la respiración volviera a la normalidad con sus ojos cerrados.

—Clarissa hizo una runa— informó Magnus— y funcionó.

Escuchó un silbido por parte del rubio, ese silbido cuando estaba impresionado.

—Estamos en problemas, Isabelle y Clarissa no son chicas de rendirse rápido—dijo Jace—tenemos dos sabuesos detrás de nosotros.

Magnus suspiro irritado, lo menos que quería era a dos chiquillas detrás de cada movimiento que él hacía.

—Vamos a tener que sacarlas del nuestro camino.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora