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Hacer un ritual de invocación para traer un demonio mayor no era tan problemático para Magnus, pero si tener a un Nephilim a su lado cuando se hablaba de invocaciones peligrosas, Jace se había negado al plan y Magnus trataba de convencerlo de que sería bueno para ambos y para el camino que estaban tomando.

—Jace si queremos hacer esto, debemos hacerlo bien—dijo Magnus.

El chico rubio estaba caminando por la sala mientras mordía su pulgar con nerviosismo por lo que estaba comentando, es que el chico rubio no podía aceptarlo sabiendo que cualquier error en la invocación podría traer una consecuencia para todos los presente.

—He oído que puede salirse del pentagrama—dijo Jace—si eso sucede estamos fritos, iremos a nuestra propia muerte.

Ni Jace, ni ningún otro Nephilim sabía de dónde venía él, quién era su padre, ni sus dones heredados por esas mismas razones, el único había sido Alexander que se había enterado después de haber tratado de espiar su vida, pero prometió por Raziel que no le diría a nadie.

—Soy el gran brujo de Brooklyn, nada se me va de las manos.

Pero el chico rubio aún seguía desconfiando y Magnus le notaba eso, aunque no se encontraba desconfiado de las habilidades del brujo, sino de las consecuencias que podría llevar a ellos, así que Magnus optó por el segundo plan, uno que distrajera al Nephilim.

—Mientras yo hago el pentagrama y la invocación, tú irás a buscar el libro, con la ayuda de las Seelie.

—No, no te dejaré solo.

Magnus negó mientras apretaba los labios un poco cansado de tener que esperar por otra persona a que lo dejaran hacer algo que conocía con la palma de su mano, había trabajado en invocaciones desde siempre, era algo que podía hacer con facilidad, además lo haría para ayudar a la causa, y le molestaba que no entendiera eso.

—Te lo estoy ordenando Jace.

Este asintió un poco sorprendido para irse de la sala sin decir nada, con la mirada distraída, obedeciendo. Magnus comenzó a dibujar el pentagrama con concentración, no debía haber ninguna línea fuera de lo normal, si no tendría una fisura y Asmodeus podría escapar, y no era recomendable eso en un mundo con mundanos que podrían servirle como aperitivo. Había optado por hacerlo en una habitación diferente y separado de la sala, su padre era muy astuto como para querer apoderarse del cuerpo de Alexander, mientras dibujaba repasaba en su mente las palabras que iba a decirle, la mirada que le daría, su padre sería su mensajero para plantar miedo, quería a Jonathan Morgenstern frente a él y matarlo con sus propias manos.

—Ya me voy Magnus.

Por la puerta se arrimó Jace con su uniforme ordenado, iba armado, listo para ir a la pelea, aunque bajo sus ojos tuviera ojeras notables, sentía un poco de culpa haber obligado a Jace ir donde Isabelle le estaba esperando con los demás Nephilim, pero no tenía más opciones si quería llevar una invocación tranquila, así que Magnus se levantó y se acercó a él tratando de ser compasivo con el muchacho, ambos compartían el mismo dolor, debía ser más consciente de sus sentimientos.

—Vuelve sano y con el libro.

El rubio asintió mientras alzaba su mano y pedía ser tomada, Magnus arqueo su ceja mientras veía la mano volver a su lugar, y una cara de desilusión por parte del rubio.

—Lo siento, estoy acostumbrado a Alec, antes de ir a una pelea sabemos...—explicó Jace—lo siento.

Magnus tomó la mano del rubio con un poco de pena y las estrechó como había visto con todo los Parabatai que había cruzado en su vida, no dejaría al Nephilim desconcentrarse​ por no haber realizado su ritual antes de ir a una misión, sabía que los rituales eran importante para cada uno de ellos.

—Debes volver, yo estaré aquí y Alexander también, estaremos esperándote—dijo Magnus con un tono suave—vuelve sano y salvo.

Vio una pequeña sonrisa en la cara de Jace, que no llego a sus ojos, para después soltar las manos y darse vuelta para salir, las Seelie estaban esperándolo fuera. Cuando la puerta principal se cerró, Magnus se asomó al ventanal para abrirlo un poco y ver a Merliot asomarse sobre esta, su semblante serio indicaba que no estaba de buen humor.

—He venido cuando has llamado por mí—dijo el Seelie.

Magnus trató de parecer lo más serio posible, para que el chico no se aprovechara de ello, para después asentir.

—Vas a vigilar los pasos de Herondale, si se acerca a un Nephilim me lo dirás, cada acción que haga está noche me lo dirás— ordenó Magnus—no vas a omitir nada ¿Entendido?

El Seelie asintió un poco curioso y divertido.

—Que poca fe tienes a tu acompañante.

Magnus apretó su puño mientras dejaba que una oleada de magia apareciera en ella y se mostrara a los ojos del chico de pelo largo.

—La confianza ya no es una palabra que esté en mí.

Y cerró el ventanal sin esperar nada más de su parte, ni una respuesta, tenía un ritual que hacer y no podía perder tiempo.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora