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Cuando pudo controlar sus impulsos, y pudo caminar con normalidad paró para ver su grupo que venía detrás, Jace parecía estar lejos, su mirada estaba distante, su mano estaba ubicada donde la marca Parabatai se ubicaba, sus mejillas mojadas, Isabelle parecía controlar aquellos impulsos de derrumbarse, sus labios apretados y sus manos en puños hacía que no se derribará, Catarina aún estaba atrás, solo los dos brujos sabían el dolor que compartían sabiendo que ahora no solo era Ragnor, sino también Raphael, dos de su grupo de amistades. Miró a Clarissa, le estaba comenzando a poner incómodo, y la impaciencia venía incluido, parecía tranquila, miraba hacia otros lados como si estuviera en una excursión de escuelas mundanas, y para Magnus se lo tomaba como si le hubiera divertido lo que había pasado, y lo que estaba pasando. Después de toda la ayuda que le había dado a ella, a Joselyn y a Simón, ¿Así se lo agradecía? Comportándose como una ignorante, que no le afectaba lo que estaba sucediendo.

—Está bien, acá pararemos y vamos a idealizar planes antes de seguir— dijo Magnus.

Ninguno habló, se limitaron a escucharle, Isabelle con​ quien estaba más enfrentado tampoco dijo nada, se limitó a mover su cabeza para que siguiera con lo que iba a decir, en Edom era complicado ponerse a pelear.

—Catarina y Clarissa ustedes volverán a casa— dijo Magnus— y si tú lo deseas Isabelle también puedes irte, no dejaré que tú también mueras.

Esta vez Clarissa le miró ofendida, y Catarina asombrada por aquel repentino comentario, al parecer había captado el verdadero mensaje de Magnus sobre aquellas palabras. No quería perder también a su amiga en aquel lugar, ya habían sido tres muertes importantes, no quería uno más.

—No abandonaré ahora esto, mi hermano está allá con Jonathan— contestó Isabelle— ¿Por qué quieres que nuestro refuerzo vuelva a casa?

Magnus caminó hasta donde estaba Catarina y la abrazó con fuerza, una despedida con pocas posibilidades de regreso, seco sus lágrimas con sus pulgares con sangre seca, no era una buena combinación, pero era un signo de cariño, quería cuidarla, quería por lo menos que ella estuviera a salvo y viva.

—Cuídate Cat— susurró Magnus.

Se dio vuelta para mirar a Isabelle para poder responder a su pregunta.

—Catarina es importante para mí, ya perdí dos amigos, y Cat es la única que me queda— contestó Magnus— y Clarissa es importante para Jace, solo quiero prevenir más muertes.

—Yo no quiero irme— dijo Clarissa.

Magnus suplicó con la mirada, la niña Fairchild a pesar de su entrenamiento y su don de runas nuevas, aún era inexperta en todo sentido de Nephilim, podía morir en cualquier momento, era vulnerable, y también le inquietaba tenerla cerca ¿Y si aprovechaba la ocasión para matar a Jace?.

—Te irás Clary, debes ayudar en el instituto si yo no regreso— dijo Isabelle— hay más peligros dentro del hogar, que fuera de ella.

Las chicas se abrazaron, al parecer Clarissa dentro de ella se alegraba de volverse a ir, no tenía mucha emoción de participar en algo que no le concernía estar.

—Vuelve Izzy, vuelve sana y salva— dijo Clary.

Después de soltarse de sus brazos Magnus se sorprendió que la chica por primera vez se acercara hasta Jace, quedando a unos pasos, mirándole de mala manera.

—Regresa, y hablaremos de todo lo sucedido cuando te entregues y recibas tu castigo.

Magnus dejo de mirarlo cuando Catarina tocó su brazo, llamando su atención, ambos se miraban preocupados porque nunca habían estado en esta situación, ir a Edom, al reino de los demonios a enfrentar a un experimento que tenía a Alexander.

—Recuerda a Ragnor y a Raphael cuando te aconsejaban— dijo Catarina— No pienses con el corazón, piensa con la cabeza, no dejes que por ponerte de carnada a Alexander vas a ir detrás, piensa, crea un plan y después lánzate.

Magnus asintió reiteradas veces, guardaría eso en su cabeza, esperaba que no le pasara, que cuando viera de nuevo a Alexander no se largara a la trampa y pusiera en peligro a las otras personas que iban con él.

—Lo guardaré en mí— dijo Magnus— informa al clan de Raphael lo sucedido y elije a Lilit, la pequeña mano derecha de Raphael para el mando, cuida a Clarissa hasta que lleguen fuera de aquí.

—Lo haré.

Se abrazaron por última vez, para después separarse y verla alejarse junto a la pelirroja a pasos ligeros.

—Está bien, es hora de seguir y armar un plan mientras tanto.

No Me Dejes. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora