Capítulo 16

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      Caminé a la clase 1-C, la cual estaba vacía, apresuradamente y me senté en mi lugar, sintiéndome extraña. No sabía qué pensar, ni qué sentir.
      Acababa de descubrir que Kirishima no fue quien me había salvado, sino Bakugou. Él se me había declarado, yo había aceptado que comenzáramos a salir y hasta lo había besado...
      Volví a sonrojarme. Tapé mis mejillas con mis manos, mientras escuchaba a mi corazón latir en mis oídos. Los segundos pasaban, las manecillas del reloj avanzaban y mi corazón no se quedaba atrás. Respiré hondo, mientras observaba la mesa frente a mí. El color blanco, las pequeñas marcas de los años que tenía...
      Me decidí por comer, ya que la hora del almuerzo había comenzado hacía rato. Busqué dentro de la mochila mi comida y la apoyé en la mesa, con mis manos temblando.
      No entendía qué me ocurría. Comí bocado tras bocado mientras pensaba en lo ocurrido una y otra vez. Aunque intentara quitarlo de mi mente, no podía.
      Habrían pasado diez minutos cuando escuché unos gritos. Me pregunté de dónde venían, y qué había ocurrido.
      Tomé un poco de comida con los palillos. Estaba por llevármelo a la boca cuando Todoroki entró en la división. Esquivó todos los primeros asientos sin mesura y se acercó a donde yo estaba. Sin darme cuenta, solté los palillos dentro de mi comida, y lo observé boquiabierta.
—Todoroki...—susurré, asombrada.
      Él se detuvo frente a mí y me observó fijamente. Tenía un poco de sudor en la frente.
—Kirishima está diciendo que tú has aceptado salir con Bakugou. ¿Es cierto?
      Abrí los ojos con sorpresa.
—Sí—respondí. —He estado con Bakugou hace un rato.
      Todoroki asintió y se calló durante unos segundos. Miré a los palillos dentro de mi comida... Los tomé delicadamente y, con una servilleta, los limpié. De un momento para otro, Todoroki tomó mi mano izquierda. La acercó a su rostro y yo pegué un respingo al sentir las manos de Todoroki tomar la mía. Lo observé alarmada. Él miró mi mano, y la venda adhesiva que Recovery Girl me había puesto.
—¿Quién te ha hecho esto? ¿Fue Bakugou?—dijo Todoroki, con el ceño fruncido.
—¡No!—exclamé, y retiré mi mano de las suyas. —Me lastimé en una clase...
      Volví a sentir a mi corazón latir con fuerza. "Bakugou no lo había notado", pensé, asombrada.
      Todoroki quitó su mirada de mí, y miró hacia los asientos a mi lado. Pensé que no diría nada más, y que eventualmente se iría, pero no fue así.
—¿Por qué Bakugou?—dijo por lo bajo. —¿Siempre te ha gustado?
      Me callé por unos segundos.
—No—murmuré. —Sólo comenzamos a salir, no es como si fuera a casarme con él...
      Todoroki asintió. A los segundos, y sin siquiera mirarme, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Antes que pudiera llegar al marco de ésta, hablé:
—Todoroki—lo llamé. —Hoy entrenaremos juntos, ¿verdad?
      Todoroki se quedó inmóvil junto a los primeros asientos de la clase, de espaldas a mí. Negó con la cabeza.
—Continuemos los entrenamientos el lunes.
      No sé si fueron sus palabras, su tono de voz que era casi un susurro o la situación en la que estaba lo que hizo que se me formara un nudo en la garganta. Mientras Todoroki se aproximaba a la puerta, dije:
—¿Por qué?
      Él no respondió, y salió de la clase. Continué observando la puerta por unos segundos, boquiabierta, hasta que bajé la mirada a mi comida. Ya no tenía muchas ganas de comer.


      Terminé mi comida de todas formas. La hora del almuerzo finalizó luego de unos minutos, y continuaron mis actividades. Después de dos clases, tuve un descanso.
       Salí de la clase 1-C y busqué a a Bakugou. Lo encontré fuera de la clase 1-A, hablamos sobre la fiesta de Mina y acordamos que iríamos juntos.
      Antes de que el descanso terminara, me encontré con Uraraka y Mina. Ambas sabían sobre lo ocurrido y, al verme junto a Bakugou conversando, se emocionaron. Nos hablaron sorprendidas y entusiasmadas, y Bakugou reaccionó de una forma imprevista para mí. Les gritó que se fueran y nos dejaran tranquilos. Yo no pude evitar sentirme mal por Mina y Uraraka, quienes, a pesar de no haberle hecho caso, tuvieron que lidiar con la ira de Bakugou.
      El resto de mis clases transcurrieron con normalidad. Cuando salía de la clase 1-C, en los descansos, podía escuchar gente hablar sobre mí por lo bajo. Ignoré lo mejor que pude las miradas y los comentarios durante todo el día y, cuando llegó la hora de irme, regresé a casa.
      Todoroki había dicho que ese día no entrenaríamos, por lo que no fui a buscarlo a la clase 1-A. Caminé sola hasta la estación y luego tomé un tren al oeste de la ciudad, sintiendo que me faltaba algo.

      Toqué el timbre de la casa de Mina nerviosa, con Bakugou a mi lado. Volteé a observarlo, y él también parecía estar nervioso. Estaba vestido con un traje negro, algo desprolijo, aunque no llevaba corbata.
      Era sábado por la noche. Nos habíamos encontrado unas manzanas antes de la casa de Mina, y habíamos caminado juntos hasta allí. En ese momento estábamos esperando a que Mina abriera la puerta.
      Mina abrió a los pocos segundos y nos recibió con su característica sonrisa y humor alegre. La saludé por su cumpleaños y le entregué un pequeño regalo que le había comprado. Ella sonrió al verlo.
—Toma esto—dijo Bakugou, mientras le entregaba una pequeña caja a Mina. Ella observó el regalo, sorprendida.
—¡Me has traído algo!—exclamó, contenta. —¡No puedo creerlo, Bakugou! ¡Gracias!
—¡Sólo tómalo!—soltó avergonzado, mirando hacia otro lado.
      Sonreí a ambos. Mina tomó el regalo y volvió a agradecerle. Nos dijo que pasáramos a la sala, donde la mayoría de los invitados estaban.
      Caminamos por un pasillo hasta encontrarnos con un lugar repleto de personas, mesas y alegría. La sala no era enorme, pero sí lo suficientemente grande para albergar a los invitados de Mina. Entre las personas pude distinguir alumnos de la clase 1-A y otras clases.
      La sala parecía estar dividida por grupos de personas. En el centro del lugar había un grupo que bailaba, junto a la mesa uno que comía y bebía aperitivos y había otros dos más alrededor de la pista de baile.
      Miré a Bakugou a mi lado. Él observaba el lugar con el ceño fruncido, aunque no parecía estar realmente enojado.
      Me acerqué más a Bakugou, me puse en puntas de pie y aproximé mi boca a su oído.
—¿Adónde vamos?—pregunté, sabiendo que si no le gritaba o me acercaba no me escucharía por el ruido de la música.
      Las mejillas de Bakugou se tiñeron de un color rojo. Buscó mi mano y la tomó con fuerza. Con ligera sorpresa, apreté su agarre suavemente.
—¡Allá!—dijo, señalando un lugar casi desértico. Pude ver que había una sola persona: un chico alto con lentes.
      Asentí. Luego, caminamos entre los invitados, esquivando miradas y golpes. Cuando llegamos, el chico alto con lentes saludó a Bakugou con movimientos exagerados.
—Tsk—respondió, aunque yo sonreí al chico. Luego, nos movimos unos pasos más allá de donde él estaba.
      Observé el lugar frente a nosotros. Habrían pasado tan sólo unos segundos cuando, de un momento para otro, se formó un extraño silencio en el lugar. Escuché un grito de emoción de Mina, y me pregunté qué había ocurrido. Pero no tuve que esperar mucho tiempo para averiguarlo ya que, a los segundos, Yaoyorozu y Todoroki entraron juntos en la sala.

Tipo O [Todoroki x tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora