Capítulo 11

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      Nunca había pensado en Todoroki de esa forma. Cuando Mina me preguntó si él me gustaba, mi reacción fue decir que no. Pero, cuando llegué a mi casa, entré a mi habitación y me acosté sobre mi cama, exhausta, comencé a pensar. Observando el techo y sintiendo la textura de las sábanas debajo de mí, me pregunté cuáles eran mis sentimientos por él.
—Lo admiro—murmuré para mí misma, mientras dejaba reposar mi brazo derecho sobre mi cabeza. —Siempre ha sido así. Maneja su Particularidad a la perfección, es inteligente, amable... Lo admiro, nada más.
      De algún modo, aquella respuesta no me dejaba conforme. Pero, como no podía entender mis sentimientos por Todoroki aunque lo intentara, decidí pensar que quizá las chicas me habían llenado la cabeza. No tenía por qué ocurrir nada entre nosotros, entrenábamos juntos y éramos amigos de la infancia. Y aquello no implicaba nada más.
      A los pocos minutos de haberme acostado, caí en un sueño profundo y no desperté hasta que la alarma sonó al día siguiente.

      El tiempo parecía estar mejorando. No había mucho viento y no había caído ni una sola gota. Aunque el cielo estaba repleto de nubes oscuras, no se comparaba a la lluvia del día anterior.
      Las clases transcurrieron con normalidad. Cuando finalizaron, fui a los vestuarios y luego a la clase 1-A.
      Todoroki salió rápidamente de la clase, fue a los vestuarios y caminamos hasta la entrada. Cambiamos nuestros zapatos y salimos de U.A.
—Parece que va a volver a llover—dijo Todoroki, observando el cielo.
      Miré a Todoroki de reojo. Pero, antes de que pudiera notar que lo observaba, desvié la mirada a los autos que pasaban frente a nosotros.
—No creo—respondí. —No ha caído ni una sola gota en todo el día, no lloverá ahora.
—¿Dices que el viento alejará las nubes antes?
—Sí, probablemente sí.
      Todoroki tenía razón: mis pronósticos nunca eran acertados. Cuando llegamos al parque, luego de viajar en tren, comenzó a llover. Primero suavemente, y luego torrencialmente. Corrimos a refugiarnos debajo del techo de una tienda, la cual estaba a una cuadra del parque.
—Tenías razón—refunfuñé, cuando la lluvia ya no podía alcanzarnos. Todoroki asintió, victorioso, mientras sacaba un paraguas pequeño de su mochila. —No he traído uno—murmuré para mí misma, arrepintiéndome de ello.
—Está bien—dijo Todoroki, y observó la lluvia.
      Pasaron unos minutos, y yo pensaba que Todoroki abriría el paraguas y diría que volviéramos a la estación de tren. Pero no fue así. Me acerqué a Todoroki, nosotros quedando hombro con hombro, y pregunté:
—¿No vas a abrirlo...?
      Todoroki continuó observando la lluvia. Creía que no me había escuchado por el ruido de ésta, pero, luego, se volteó hacia mí y dijo:
—T/A, piensas regresar a casa ¿verdad?
      La pregunta me tomó por sorpresa, y no terminé de comprender a Todoroki.
—¿A qué te refieres con eso?
      Todoroki lo pensó por unos segundos, y parecía estar buscando las palabras adecuadas. Cuando habló, en un tono serio, había quitado su mirada de mí y observaba la lluvia.
—Quería preguntarte si querías venir a casa.
      No sabía qué responder. Pasamos unos segundos en silencio, en los cuales él no despegaba la mirada de la lluvia y yo lo observaba a él.
      El recuerdo de Tsuyu diciendo que Todoroki no era abierto con la gente pasó por mi mente. No podía entender por qué él estaba invitándome a mí a su casa.
—¿Por qué?—dije. —¿Te sientes mal? ¿Necesitas compañía?
      Todoroki negó con la cabeza.
—Quiero que vengas. Simplemente eso.
—Oh.
      En realidad, lo que quería decir en ese momento era "Wow".
—Está bien—respondí. No tenía ningún plan y la idea de pasar la tarde con Todoroki me parecía muchísimo mejor que hacer deberes en mi casa. —Vayamos.
      Todoroki asintió. Abrió el paraguas, salimos de debajo de aquel techo y comenzamos a caminar.
      Tardamos unos minutos en llegar a la casa de Todoroki, la cual estaba a unas cuadras del parque y para el lado opuesto que la estación de tren. Cuando vi la casa tradicional asomarse, una serie de recuerdos me abatieron. Yo vivía en la casa de al lado, y el paisaje que vi día a día durante mi infancia estaba frente a mí. Me traía nostalgia.
      Cuando habíamos llegado a la puerta, y mientras Todoroki cerraba y escurría el paraguas, me pregunté si Endeavor estaba en casa. No quería encontrármelo.
—Todoroki—lo llamé. Él levantó la mirada de su paraguas para observarme, esperando a que hablara. —¿Está tu padre en casa?
      La mirada de Todoroki cambió a una más seria.
—No—respondió—, está trabajando. Pero se encuentra Fuyumi.
      Asentí. Fuyumi era hermana de Todoroki, y ella me conocía desde cuando era pequeña. La recordaba como una persona dulce, aunque ansiosa. Tenía ganas de verla.
      Entramos a la casa. Nos quitamos los zapatos, y Todoroki dijo:
—Estoy en casa.
      Observé rápidamente la entrada, y se encontraba igual a como la recordaba. Era sencilla y tradicional.
      Caminamos por el pasillo lleno de habitaciones y, de una de éstas, salió Fuyumi.
—Shoto—dijo, con algo de asombro en sus palabras—, has regresado pronto.
      Todoroki asintió.
—He traído a T/A.
—¿T/A...?—murmuró Fuyumi, y al instante notó mi presencia. —¡Oh! ¡T/A, has regresado a Musutafu!
      Sonreí y la saludé. Fuyumi se había sorprendido de mi presencia, pero lo que más parecía llamar su atención era que yo estuviera vestida con el uniforme de gimnasia de U.A.
      Luego de responder sus preguntas sobre mi familia y cómo me encontraba, Fuyumi dijo a Todoroki que estaría en su habitación trabajando. Él asintió, y nos dirigimos al comedor. Dejé mi mochila en una de las sillas, y me alegraba de que mis cosas no se hubieran mojado por la lluvia. Nos sentamos en la mesa, Todoroki frente a mí. Observé el lugar durante unos segundos. El comedor era espacioso, luminoso y simple.
—No ha cambiado mucho—murmuré.
      Todoroki no respondió. Observó la mesa, incómodo.
—Entonces...—comencé. —¿Qué haremos?
      Todoroki se encogió de hombros y, por unos segundos, nos quedamos en silencio.
—Voy a ir a ponerme otra ropa. Este uniforme no me gusta...—dijo repentinamente, refiriéndose al uniforme de gimnasia.
      Asentí.
      Se levantó de la silla y se fue a su habitación, al final del pasillo. Se cambió allí dentro y, en unos minutos, estaba de vuelta en el comedor. Con un pullover gris y unos jeans puestos, volvió a sentarse en la mesa.
—Se me ha ocurrido algo—dije, ya que mientras lo esperaba había estado pensando en algo para hacer.
—¿Qué cosa?
—Jugar a verdad o reto.













     

Tipo O [Todoroki x tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora