Tomé con los palillos algunos fideos de aquella sopa instantánea que Todoroki me había traído, y los llevé a mi boca. Estaban deliciosos, aunque calientes.
En ese momento estaba cenando en la habitación de Todoroki, con mis manos cálidas debido a la temperatura de aquella sopa y un dolor agudo en el estómago. Todoroki también tenía su propia sopa, y ninguno de nosotros hablaba en esos momentos debido a lo hambrientos que estábamos.
Habían pasado dos horas desde que yo había despertado. Luego de recuperar la visión y de que me pusiera al día con lo ocurrido, Todoroki me ayudó a incorporarme en la cama para así poder cenar.
—Gracias—dije, mientras le entregaba a Todoroki el recipiente de sopa vacío. —Me ha gustado.
Él asintió, y tomó ambos recipientes vacíos para así llevarlos a la cocina. Salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él, dejándome sola. Miré a mi alrededor, aburrida. ¿Qué haría mañana, mientras Todoroki iba a U.A.?
Todoroki regresó a los pocos minutos, con un vaso de agua. Lo apoyó en su escritorio, debido a que no tenía una mesa de luz. Además de ello, la cama de Todoroki no tenía sommier, por lo que era un simple colchón, con sábanas y mantas, en el suelo.
—Es por si tienes sed en la noche—aclaró, mientras volvía a sentarse en el borde de la cama.
—Gracias.
Había perdido la cuenta de las veces que agradecí a Todoroki. De verdad estaba complacida por todo lo que había hecho y estaba haciendo por mí.
Miré el escritorio donde estaba aquel vaso de agua. Habían cuadernos apoyados, algunos papeles, lápices, y un pequeño peluche. Era un gatito naranja, con una nariz pequeña del mismo color y manchas marrones por todo el cuerpo. Sus ojos eran grandes y azules, y tenía bigotes blancos. Rápidamente lo reconocí.
—¡Todavía tienes a Fly!—no pude evitar exclamar, con una sonrisa.
Todoroki pareció sorprenderse de mi comentario, para luego entender de qué estaba hablando.
—Es muy tierno—continué—, aunque creía que ya no lo tenías.
Todoroki pareció avergonzarse levemente.
—Todavía lo conservo—respondió.
—¿Duermes con él?
—No. Por supuesto que no.
Los ojos de Todoroki eran serios, como si el hecho de dormir con un gato de peluche tuviera importancia. No pude evitar reír.
Todoroki tomó su celular, y revisó la hora.
—Deberías ir a dormir—dijo, todavía observando la pantalla de su celular. —No es muy tarde, pero debes aprovechar las horas de sueño para descansar y recuperarte.
—Sí, señor—respondí, con una sonrisa, mientras bajaba mi almohada y me acostaba con cuidado debido a mis heridas. —¿Tú dormirás con Fly?
Todoroki se levantó de la cama y, aunque parecía que iría a buscar un colchón para dormir, se acercó a donde yo estaba.
—Supéralo—dijo, mientras yo lo observaba acostada.
Todoroki se acercó a mi rostro, para luego desviarse a mi cabeza y depositar un beso allí.
—Buenas noches—murmuró, antes de alejarse. Se acercó a un gran armario y lo abrió. Sacó un par de mantas, junto con un colchón.
Me sorprendí ante el acto de Todoroki. Me sonrojé inconscientemente, haciendo que mis mejillas y orejas se calentaran. Escondí mi rostro con mi cabello, para que Todoroki no notara mi sonrojo. De todas formas, él estaba de espaldas a mí.
Me acomodé en mi cama, preparándome para dormir. Todoroki apoyó su colchón a mi derecha, y comenzó a armar la cama. Luego de unos minutos, ya estaba lista.
Todoroki apagó la luz, y se acostó a dormir a mi lado, mientras yo intentaba conciliar el sueño.
Estuvimos en silencio durante unos minutos, pero yo no podía dormir.
—¡Agh!—solté. —No puedo dormir. No tengo sueño.
Todoroki, quien estaba acostado de espaldas a mí, volteó a verme.
—Debe ser porque estuviste inconsciente por tres horas. Aquello debió de quitarte el cansancio.
Asentí, sin saber qué más decir. Volví a intentar conciliar el sueño, pero me fue imposible.
—Todoroki—murmuré, luego de un tiempo. Él volteó su cuerpo hacia mi lado, para escuchar lo que iba a decir. —¿De verdad no puedo ir a U.A. mañana? Me aburriré aquí sola y...
—No, no puedes ir—insistió, ya con una voz ronca y somnolienta. —Además, yo tampoco iré. No te aburrirás.
—¿Qué? Pero deberías ir, Todoroki, tú...
—Me quedaré aquí a cuidarte.
—Está bien—murmuré en un rezongo, sin saber cómo contradecir a Todoroki.
La poca luz que se filtraba por la ventana iluminaba su rostro, permitiéndome saber que él me estaba observando con ojos cansados. Nos quedamos en silencio durante unos segundos, hasta que él dijo:
—T/A, ¿por qué has terminado con Bakugou?
—¿Qué? ¿Por qué preguntas eso?—respondí, sorprendida.
—No lo sé.
—Yo...—comencé, buscando las palabras exactas para expresar mis pensamientos. —Estaba saliendo con Bakugou porque él me lo pidió, y no porque estuviera interesada.
—¿Entonces no te gusta Bakugou?
—No.
Nos callamos por unos segundos, y yo fijé mi mirada en el techo de la habitación. Allí se veía reflejada la sombra de las ramas de un árbol, el cual estaba enfrentado a la ventana.
—¿Y tú por qué has terminado con Yaoyorozu?—dije, aprovechando aquella oportunidad para también preguntar.
—Es complicado.
—¿Complicado? ¿Y qué le has dicho a Yaoyorozu cuando terminaste con ella?
—La verdad.
—No entiendo—solté. —¿Cuál es la verdad?
—No voy a decirte.
Solté un resoplido de cansancio, para luego voltearme y quedar de espaldas a Todoroki.
—Buenas noches—murmuré, sabiendo que no había forma de lograr que Todoroki me contara.
—Buenas noches—respondió.
Cerré los ojos, intentando conciliar el sueño. Esta vez, logré quedarme dormida.Desperté a la mañana siguiente, debido a un ruido. Abrí los ojos lentamente, con esfuerzo, encontrándome con Todoroki guardando en el armario las mantas y sábanas que había usado. La habitación estaba iluminada por unos débiles rayos de sol, ya que debía ser muy temprano.
—Lo siento, no quería despertarte—dijo Todoroki, al notar que lo estaba observando. —Estaba ordenando.
Asentí levemente. Observé el rostro de Todoroki por unos segundos mientras él terminaba de doblar unas mantas. A pesar de estar despeinado y tener ojos cansados, se veía muy hermoso.
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Tipo O [Todoroki x tú]
أدب الهواةTodoroki y tú eran vecinos y amigos de la infancia. Cuando Todoroki desarrolló su Particularidad, a los cuatro años, Endeavor le prohibió relacionarse con otras personas para entrenarlo día y noche. Cuando tenías once años, y sin poder despedirte, t...