Navidad fuera de lo común

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Sue

 

Karen Welch y la tía Sarah nos habían invitado a pasar la navidad en su casa, pero además de eso, se llevaría a cabo un intercambio de regalos. Me parecía una buena idea, mucho mejor que nosotras tres jugando scrapple con tazas de chocolate y esperar a que fuera media noche para desearnos feliz navidad. En Reino Unido era diferente, porque toda nuestra familia estaba allá. Yo bromeaba con mis primos mientras que mamá cotilleaba con mi abuela y su hermano, mi tío Andrew y Genevieve discutía con Samantha y Agnes asuntos de “adultos” ya que ellas tres son las mayores de la tercera generación. Si, era divertido. Pero ahora era totalmente diferente, una navidad sin ellos. Era extraño, pero está bien probar cosas nuevas.

En fin, en el sorteo de papelillos, me tocó mi hermana. Oh, quería que me tocara Tyler. Podría regalarle unos libros y me amaría de por vida. Ahora, estaba pensando que le regalaría a Genevieve. Desde hace un mes que se metió a jugar Tenis y la raqueta que usaba era de la asociación y se quejaba, ya que estaba oxidada y vieja. Le regalaría una, el problema era de donde la sacaría. Necesito uno de esos sombreros que usan los magos que hacen aparecer conejos, pero en vez de conejos, raquetas de tenis…sería útil.

Todos prometimos no decir quién nos había tocado, ya que así sería más interesante y divertido.

Era un día antes de la víspera de Navidad y estaba yo sola en un centro comercial buscando tiendas deportivas. Ya había ido a seis y estaban agotadas o cerradas. Sí, soy muy inteligente al comprar regalos un día antes de Navidad, pero estaba ocupada durmiendo y comiendo dulces. Ya saben…para que no se me baje el azúcar.

Estaba desesperada y me jalaba de los cabellos al encontrar otra tienda cerrada ¿Ahora qué haría? No podía dejar a Genevieve sin regalo, sería algo cruel y…se pondría triste. No, vamos Sue, busca la raqueta, así tengas que dibujarla; le regalarás una a Genevieve.

¡Oh! Dios me ha escuchado mis plegarias ¡Una tienda deportiva abierta! ¡Gracias! Corrí esquivando al montón de personas que hacían compras a último minuto igual que yo hasta que por fin llegué. Casualmente estaban “a punto” de cerrar.

-          Hola- saludé mientras tomaba aire-. Necesito una raqueta de tenis

-          Lo siento- me dijo la chica rubia con cara de amargada y que mascaba un chicle-. Estamos cerrando.

-          Por favor, solo es una raqueta.

-          Estamos cerrando- repitió impaciente.

-          Por favor- le imploré-. Es que no lo entiendes. Es un intercambio de regalos y es para mi hermana. Sino le compro una raqueta se quedará sin regalo.

-          Yo nunca recibo regalos- respondió con amargura.

-          Oye- contesté, ya se me había agotado la paciencia-. Ya me harté que te hagas de rogar ¿De acuerdo? He ido a siete tiendas diferentes y todas están cerradas o agotadas de productos. Así que, me vas a vender una raqueta o te demandaré ¿Oíste?

Y así, señoras y señores es como obtienes una linda y reluciente raqueta marca Nike color rosa y detalles en plateado. Sabía que le gustaría a Genevieve. Uno: tiene rosado. A ella le encanta ese color y 2: porque era la última raqueta y TENÍA que gustarle. Enserio, yo misma iba a hacer que le gustara.

***

24 de Diciembre. La casa estaba tranquila, los pájaros cantaban, el aire acondicionado, mi cama y yo hacíamos un buen trío hasta que mi pequeño y odioso teléfono se digna de sonar. Mis ojos adormilados miraron con repulsión el aparatito y lo cogí. Era una llamada.

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora