Una semana en vela

693 52 6
                                    

El fin de semana fue suficiente para apaciguar mi depresión. No dormía muy bien, comía a medias y en las noches lloraba hasta quedarme dormida. Aunque intentaba detenerme, siempre volvía al mismo punto. Había visitado a Tyler desde que el doctor nos informó que estaba en coma. El fin de semana estuve prácticamente en el hospital. Cuando empujé la puerta de su habitación el viernes, casi me pongo a llorar. Tenía una mascarilla de oxígeno, vendas en la cabeza donde apenas se le podían ver los ojos. Apósitos en las mejillas, una pierna fracturada y que colgaba de un aparato. Tenía una mano vendada, moretones en todos lados y cables en todo su cuerpo. Era desolador. Parecía un muñeco de trapo, roto y débil. Marcus estaba con él casi todo el tiempo, casi tanto como Karen Welch. Josh también lo visitaba muy a menudo, algo que no era fácil de lidiar para mí.

Josh intentaba hablarme, pero yo no lo escuchaba. No era sencillo, porque sabía que muy adentro de mí quería dirigirle la palabra, entablar una conversación, solucionar todo…hacer las paces. Pero no iba a hacerlo. No. hice algo así como una especie de promesa. Yo solo quería que Tyler despertara ¿Era mucho pedir?

Regresar a clases jamás había sido una tortura como lo fue ese día. En primer lugar, el cielo estaba gris, como si una tormenta se acercara. En segundo lugar, mi ánimo estaba en el núcleo de la tierra y en cuarto lugar, la escuela se veía como una completa prisión cuando no tienes a tu mejor amigo a tu lado.

Por cualquier lado que pasara, la gente se me quedaba viendo. Era obvio que se había extendido la noticia, pero no era la verdadera. Habían muchos rumores sobre el por qué Tyler estaba en el hospital. La mayoría hablaban sobre que Josh había tenido un ataque de ira y golpeo a su hermano hasta dejarlo en coma, otros que de Tyler estaba harto de su vida y quiso suicidarse pero fue un intento fallido. Eran cosas muy estúpidas. Yo sabía la verdad, pero por mi propio bienestar y el de la humanidad, no la diría. En especial porque no quería terminar como Tyler o incluso peor.

Caroline estuvo acompañándome en casi todo momento en los recesos y en algunas clases. La mala suerte es que solo veíamos dos clases juntas, no como Tyler, que las veía todas conmigo.

Lo peor fue entrar al salón y que el ruido se disolviera con mi presencia. Los populares, nerds, emos y brabucones de mi clase se me quedaron viendo, unos con asombro, otros con lástimas. Tonterías. No necesito la lástima de nadie. Me deslicé en mi asiento con cautela y de forma silenciosa, evitando contacto visual o cualquier conversación. A veces tenía que recordarme cada cinco segundos que tenía que asistir a clases por que correría el riesgo de atrasar materias y no graduarme. Y para ser sincera, no quería ver a los profesores en el verano. Además, se supone que es mi año de graduación y lo genial sería graduarme con mi clase…aunque no haya interactuado mucho con ella. Solo quería ese tonto diploma que verificaba que había estudiado el último año y ya, irme, largarme a un sitio lejos de este horrendo lugar.

La profesora Bárbara entró a clases y a juzgar por su expresión, estaba asombrada de que hubiera mucho silencio. Dejó sus habituales libros encima del escritorio y luego posó su mirada en mí. Miré hacia otra dirección. No quería que me mirara, porque sus ojos iban a recordarme mi pesadumbre y a mi mejor amigo en el hospital. Un suspiro triste salió de sus labios y luego se dispuso a dar la clase.

Tenía mis manos entrelazadas. Ni siquiera había sacado mi cuaderno. No tenía ánimos de copiar la clase o de escucharla. La voz de profesor no me daba importancia. Yo solo quería tener a mi mejor amigo de vuelta, volver a escuchar sus chistes, sus locuras, sus consejos. Miré de reojo hacia mi izquierda. El pupitre estaba vacío. Mi labio inferior tembló y me oculté la cara con la manga de mi suéter. No quería llorar, no ahora. Esta semana sería la más difícil de toda mi existencia.

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora