Intranquilidad

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No fue sencillo decirle a mamá que la cámara de papá fue destruida. Ella había llorado cuando se enteró, igual que yo. Pero sin duda la parte más difícil fue informarle el cómo. Y desde ese momento, jamás había visto a mamá tan furiosa como ese día. Por supuesto que la comprendía, y Genevieve estaba que echaba humo por las orejas. Una característica de los Wiltmore es que somos pacíficos hasta que se meten con los nuestros: es allí que nos convertimos en una “mafia”. Me apresuré en detener a mamá antes de que cogiera su bolso y abrigo.

-          Mamá, por favor…

-          No, Sue. No tolerare la malcriadez por una niña caprichosa que solo se siente mejor consigo misma al humillar a los demás. Y tú hiciste muy mal en no haberme contado todo, jovencita- respondió con mucha firmeza.

-          Pero Caroline se encargará de todo- me apresuré en decir-. Ella es presidenta del consejo estudiantil y mi amiga. Es la mano derecha del director, ella podrá arreglarlo…

-          Pues agradezco su ayuda pero no dejaré que nada ni nadie lastime a mis niñas- espetó, colocándose su abrigo y cogiendo su bolso-. Y no quiero ningún pero, Sue.

Cerré mi boca. Supongo que ya no podía hacer más nada. Me desplomé en el sofá y dejé que mi cabeza descansara en él apoya brazos. Genevieve estaba dispuesta en acompañar a mamá y me prometió que me traería helado de chocolate. Ladeé una sonrisa. Por lo menos siempre tenía a mi familia, que no importa lo que me sucediera, siempre estaría para mí.

La puerta se cerró y con ella el silencio se cernió en el hogar. Me froté mis ojos ya rojos y agotados y me quedé observando mi mochila. Me levanté y mi corazón volvió a encogerse cuando vio los restos de la cámara de mi padre. Una zenit 12xp extinta, hecha pedazos. Introduje mi mano en el bolso y pude coger el lente. Era quizás lo único que había quedado “intacto” luego de ese golpe. Lo tomé como si se tratara de un pequeño animal herido y volví al sofá. Flexioné mis rodillas hasta mi pecho, acariciando el lente con delicadeza. Una lágrima cayó en él sin darme cuenta. Dios, me sentía desgraciada.

Una melodía inundó mis oídos. Alguien me llamaba a mi móvil. Me limpié las lágrimas, dejando el lente de la zenit 12xp en la mesita baja y busqué mi teléfono en uno de los compartimientos de mi mochila. Wow. Eran las cuatro y media y Tyler me estaba llamando.

-          ¿Hola?

-          Querida, sé que no estás de humor, pero me preguntaba si quisieras algo de compañía extra. Ya sabes, no quiero verte llorar.

Mi sonrisa se convirtió en un puchero. Tyler podía ser tan tierno que podía hasta llorar.

-          De acuerdo- accedí-. Necesitaré un poco de apoyo luego de que mamá y Genevieve regresen.

-          ¿A dónde fueron?

-          A la escuela- mi estómago se contrajo-. Mamá no se quedará de brazos cruzados y Genevieve tampoco.

-          Y yo tampoco, querida. Créeme, si las leyes de cortesía y caballerosidad no existieran, en especial la tan famosa y cliché frase “A la mujer no se le golpea ni con el pétalo de una rosa” yo ya la habría dejado sin cabello y sin rosa.

Carcajeé fuertemente. Era la primera vez que reía en todo el día. Pero además de eso, también escuché otra carcajada que no había oído. Oh ¿Tyler estaba con alguien?

-          ¿Estas con alguien, cierto?

-          Eh, bueno…si…

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora