No vuelvas jamás

666 54 4
                                    

Sue

 

Había llamado a Marcus para que viniera al hospital. Eran las seis de la mañana y no sabíamos nada de Tyler. A cada hora, minuto y segundo que transcurría mi pesadumbre aumentaba. A veces me gustaría leer la mente de los doctores y enfermeros, así me ahorraría un montón de teorías falsas. Karen intentaba descansar en una de las sillas de la sala de espera. Mamá había comprado el desayuno pero yo no tenía hambre. Sentía que si probaba un bocado de aquel pastelito de queso vomitaría. Mi cuerpo temblaba y no era del frío. Movía mis manos inquietamente y aunque intentaba pensar en otra cosa me era imposible. Había intentado llamar a Caroline y no me había respondido, así que le dejé varios mensajes. Solo esperaba que los leyera.

-          ¿Sue?

Marcus prácticamente trotó hacia mí. Por su cabello supe que había acabado de levantarse, tenía unas pocas lagañas en los ojos y estaba segura que ni siquiera había desayunado. Se agachó frente a mí, mirándome a los ojos y yo no pude decirle nada porque me eché a llorar por millonésima vez.

-          Sue, Sue tranquila- se sentó en el puesto libre a mi lado, acariciando mi espalda de forma confortante mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro-. Tranquila, todo estará bien.

-          Me siento terrible, Marcus- sollocé, limpiando algunas lágrimas con la manga de mi suéter ya húmedo.

-          P-Pero ¿Qué sucedió?- cuestionó Marcus con la voz entrecortada, sus ojos verdes comenzaban a brillar por las lágrimas a punto de salir.

-          T-Tyler…Tyler está malherido- comencé a explicar, tratando de mantener la compostura y no derrumbarme de nuevo-. Está…está en el quirófano desde la madrugada y todavía no sabemos nada…

-          ¡¿Qué?!- chilló Marcus, tapando su boca con ambas manos. Si no fuera por que estuviese sentado ya se habría caído.

Comenzó a llorar, tratando de retener los sollozos. Escondió su cara con sus manos. Su cuerpo temblaba. No pude contenerme y lloré con él. Lo entendía perfectamente, en especial sabiendo que Marcus es “casi” la pareja de Tyler, es decir, aún no le ha pedido de forma formal que sea su novio pero…es lo mismo. Me recordaba a mi cuando estaba en Cheshire, esperando impacientemente que el doctor saliera del quirófano y que me dijera que James estaba bien, un poco grave, pero que estaba bien. Jamás fue así. Recibí la peor noticia de todas y estuve deprimida por seis meses, destrozada. Mi mente trataba de rechazar ese recuerdo para no atraer energía negativa. No quería que se convirtiera en un Déjà vu para Marcus.

-          ¿M-Marcus?- preguntó la señora Welch, desperezándose un poco. Sus ojeras se hacían más oscuras aún por el leve descanso que tuvo-. M-Marcus ¿Qué sucedió? ¿Por qué no estuviste con Tyler?

-          ¿D-Disculpe, señora Welch?- preguntó el rubio de ojos verdes con confusión, limpiándose las lágrimas.

-          Si, T-tú estabas con Tyler en una fiesta-explicó Karen con seguridad, pero la cara de Marcus reflejaba todo lo contrario-. ¿O no?

-          S-Señora Welch, yo estuve toda la noche en mi casa. Tyler…él jamás me llamó, él no me dijo nada y…

-          P-pero aquí tengo la nota- insistió Karen, rebuscando en su bolso hasta sacar un papel arrugado-. ¿Lo ves? Aquí lo dice: “Mamá, estoy con Marcus en una fiesta. Volveré más tarde” Está escrito con su letra…él…Tyler jamás me ha mentido y…

Marcus pidió permiso para coger el papel. Yo me acerqué para leer la carta. Si, fue escrito con puño y letra de Tyler, pero no comprendía. Si Tyler fue a una “fiesta” ¿Cómo pudo entregar el maletín? No tendría el maletín mientras bailaba ¿O sí? No, no. Un momento. Eso no cuadra con la versión que Josh me dijo ¿O Josh me había mentido? No, eso…era imposible. Estaba llorando cuando me dijo la verdad…entonces…quiere decir que Tyler le mintió a su madre. Claro, era lo más lógico. Era una distracción. Tyler no salía casi nunca en la noche, por esa razón puso la excusa de que iría a una fiesta y para que sonara más creíble escribió que iría con Marcus. ¡Por supuesto! Que tonta soy. Era un señuelo lo suficientemente bueno para engañarnos a todos y…

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora