Different Mind

Masacre

(Reproducir Blizzard de Two Steps From Hell) Enlace en Multimedia 

Narrador

 La tarde transcurrió en una atmósfera de incertidumbre y miedo. Paul Walker llevó a Josh a su casa, para darle algunos consejos y crear un plan por si la operación fallaba de nuevo. Aunque muchos de estas sugerencias eran útiles, Josh no estaba tranquilo. Él le preguntaba, si tendría alguna recomendación por si Massimo encontraba a su familia, y Paul no supo que responder.

Las horas pasaban tan rápido, que Josh no podía creer que ya eran las siete de la noche. Tenía solo cinco horas antes de hacer la entrega. Estaba concentrado en que esta podría ser su última oportunidad, y que no podía tener ninguna falla.

Pero alguien estaba a punto de alterar todo los planes. Una decisión que cambiaría la vida de muchas personas, incluso la suya. Le había tomado tres horas llegar a esta sentencia. Evaluó sus pros, sus contras, ventajas, desventajas, posibilidades. Aunque eso realmente no lo llevó a ningún lado, lo que realmente determinó su firmeza en esta decisión era el amor que le tenía a su hermano. Aunque ese cariño se había marchitado tiempo atrás, de cualquier forma, era su familia, su sangre. Aunque lo haya golpeado, humillado y roto sus sueños, era su hermano, su familia, su sangre. Se preguntaba además, que hubiera sucedido si no hubiese llegado a casa en el momento en que Josh se lamentaba. El jamás se hubiese enterado, sino al día siguiente; en el que su hermano podría estar en prisión o en un ataúd.

No dijo nada a nadie. Era algo que solo sabía él. No quería involucrar a sus allegados. A sus amigos, a su madre, a Sue, ni siquiera a su hermano.

Lo primero que hizo, fue buscar el maletín que Josh había escondido. Estaba en el patio trasero, pero no sabía en qué parte. Excavó la tierra en las diferentes partes del jardín, frustrado, porque no podía encontrarlo, hasta que se detuvo en el arbusto donde estaba el nido de golondrinas. Las nuevas golondrinas habían puesto huevos recientemente, y se extrañó al encontrar uno de ellos estrellado contra el suelo. Jamás había visto algo así desde el día en que aquel tipo de aves se instalaron en su matorral. Luego analizó la situación y allí lo supo. Había descubierto el escondite de Josh.

No le tomó mucho tiempo cavar con las manos. Allí estaba el maletín plateado. Quitó la tierra con cuidado y lo abrió con delicadeza. Esperaba encontrarse fajas de billetes, pero solo encontró un chip. Frunció el ceño, pero no dijo nada. Sabía que el dinero estaba allí.

Dejó el maletín de nuevo en su sitio por si acaso su hermano se atrevía a regresar antes. Corrió a su cuarto y buscó en las gavetas de su cómoda un tinte para el cabello. No era un tinte rubio como el suele aplicarse: era un tinte de color castaño oscuro, como el de su hermano.

Lo había comprado hace poco para la fiesta de graduación, para lucir como la primera vez que entró a la escuela secundaria, pero ahora se veía obligado a usarlo en una ocasión diferente.

Casi al borde de las lágrimas, se colocó el tinte en su rubio cabello y esperó a que este hiciera efecto. Luego de ducharse y verse al espejo, se dio cuenta del riesgo que estaba tomando. Era el mismo reflejo de su hermano. Nadie más sabría que era él.

No dejó que su conciencia lo detuviera. Fue al cuarto de su gemelo y revisó sus ropas. Ambos eran de la misma talla. Cogió su ropa. Optó por usar aquellas que no llamaran mucho la atención: unos blue jeans negros y holgados, una camiseta de tirantes blanca, un suéter negro y los zapatos que le regaló a Josh en navidad. A medida que se vestía, su corazón latía más rápido y sus manos temblaban. Cuando se vio al espejo, le costó reconocerse.