Graduación

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Hola chicas! Antes de comenzar, por favor, busquen en youtube las siguientes dos canciones y ténganlas a la mano: Forever in my dreams de Two Steps from Hell e If I never Knew You de John Secada y Shanice *disponible en multimedia* Listo, he aquí el capítulo

Sue

La noche anterior a la graduación no pude dormir. Cerraba los ojos, pero mi mente no se relajaba. Mi cuerpo estaba descansado, pero yo no. No estaba nerviosa. Ya me había graduado de la secundaria en Reino Unido hace un año, otra graduación no era muy relevante. Solo me había quedado pensando, pensando en todo lo que sucedió hace ocho meses atrás: todo lo que viví, todo lo que aprendí, todo lo que conocí. Cuando tramitamos los papeles para la mudanza a Australia, mamá decidió que tenía que cursar el año doce. Rechacé la idea de inmediato, pues ya estaba graduada, pero mamá había dicho que lo viera como una oportunidad y una nueva experiencia que como otro año de escuela. No le creí al principio pero…tuvo razón.

Este año escolar fue un año de locos, para ser sincera. Mi mundo se puso de cabeza, al derecho, diagonal derecha e izquierda y dio miles de vueltas. Pase malos ratos, lloré, me caí, me levanté, reír, me divertí pero sobre todo: aprendí. Y por supuesto, conocí a Tyler, a los gemelos Welch. Conocí una nueva forma de hacer las cosas, unas nuevas reglas que rigen la secundaria, una nueva forma de vida, diferentes personalidades. No me importaba lo que aprendí en la escuela (Por segunda vez) sino lo que aprendí este año. Aprendí que no hace falta estar rodeada de una decena de personas para sentirse querido. Aprendí que no importa cuántas veces me caiga, siempre tengo que levantarme aunque me cueste. Aprendí que siempre hay que tener fe aún en los momentos de mayor adversidad. Aprendí que vivir de las apariencias es una condena. Aprendí que no debemos engañarnos a nosotros mismos cuando tenemos miedo o pena de expresar nuestros verdaderos sentimientos.

Aprendí más de esos gemelos, que pusieron mi mundo de cabeza, que de mis casi 17 años en una escuela.

Me levanté más temprano de lo usual porque quería estar allí cuando el director Evans le entregase el diploma y las medallas de graduación a Tyler. Soñolienta pero feliz, me dirigí al hospital. Llegué 15 minutos antes de que el director y la profesora Bárbara. Aunque Tyler seguía en cama y apenas podía hablar, escuchaba atentamente las palabras del director. Con cuidado, la profesora Bárbara colocó en su cuello tres medallas: La medalla dorada de Tornfield, medalla al alumno integral y medalla por altas calificaciones. Tyler había sido absuelto de todos sus exámenes finales debido a su condición, pero no le afectaba demasiado pues sus notas eran excelentes. Karen Welch estaba orgullosa de su hijo casi tanto como Marcus Fletcher. Josh y yo intercambiamos muchas miradas de alegría. Tuve que irme cuando la ceremonia concluyó pues necesitaba arreglarme. Nuestro acto de graduación sería en unas cuantas horas.

Genevieve, como siempre, tomaba control de este tipo de situaciones especiales. Prácticamente me arrastró a una silla y comenzó a peinarme y maquillarme. Yo solo esperaba pacientemente, viendo algún canal de comedia, mientras Genevieve se hacía cargo de mi aspecto. Ni siquiera tenía un espejo a la mano para poder verme. Genevieve dijo que así sería más emocionante al ver mi look. Más bien estaba angustiada. Por fin, luego de mil años, Genevieve me llevó al espejo más grande de la casa.

Wow.

¿Esa era yo?

Tiene que ser una broma.

Mi cabello había crecido bastante desde la última vez que Tyler lo cortó. Estaba impecablemente recodigo con una linda peineta de mamá, mientras que el resto de mi cabello caía en cascada en mi hombro derecho, que tenían unos lindos y adorables rizos saltarines. Mi maquillaje era propiamente algo natural, con su respectiva base y polvo, pero mis pómulos y nariz estaban más perfiladas. Mi brillo labial era color perla y mis sombra era color ocre. El delineado de los ojos era sofisticado pero nada extravagante. Es decir: era perfecto. Genevieve sonrió, mirándome frente al espejo y yo me di la vuelta para abrazarla. Sin duda le estaba inmensamente agradecida por todo.

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