Ya nada será lo mismo

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Sue

 

El día de ayer fue uno de los peores. Definitivamente fui muy ingenua y testaruda al creer que Josh cambiaría, pero lo peor era que lo estaba haciendo ¿Qué le hizo echar todo a la borda? No tengo ni la más mínima idea, pero tengo 2 probabilidades: miedo al qué dirán y a ser un marginado. Ya, eso es todo. Es un idiota, un niño mimado, un pingüino feo y asqueroso y…oh, no, los pingüinos no son feos, eso sería menospreciar a un animalito que es mucho más valiente que él. Veamos, será…será…una babosa ¡Sí! Las babosas si son asquerosas y nadie las quiere. Josh, eres una babosa fea, testaruda, homofóbica entre otras cosas que ahora no se me ocurren. Me sentía realmente mal, no solo por Tyler, sino porque yo salí lastimada aunque mis instintos me habían dicho que me alejara. No podía hacer más nada, soy una masoquista demente que me gusta acercarme a lo que me hace daño. Así somos los seres humanos…lamentablemente.

Había hablado con mamá y Genevieve sobre lo que sucedió y agradecí que no me bombardearan mucho con preguntas, solo me preguntaron si quería ir a la escuela hoy y dije que me sentía indispuesta. De verdad que lo sentía. Además, quería apoyar a Tyler luego de la tremenda paliza que le habían dado. Me había puesto a pensar si esa era la peor que le habían propinado o una más del montón. Me daba tristeza saber que mucho antes de que yo llegara Tyler la estaba pasando en el infierno…y ahora era casi igual pero yo junto a él. Los dos en el infierno ¿Lindo, no?

Luego de estar un buen rato pensando bajo las colchas, decidí bajar a desayunar. Mamá y Genevieve ya se habían ido a trabajar por lo que tenía la casa para mi sola. Sería divertido si mis ánimos no estuvieran por los suelos, no, por el núcleo de la tierra. Así estaba mi ánimo. Luego de prepararme mi elaborado desayuno (cereal) me puse algo cómodo pero decente para visitar a Tyler. Sentía que tenía que estar el mayor tiempo con el como fuera posible para ayudarlo con esta terrible situación, además, había un tema pendiente de Marcus. Eso le levantaría el ánimo.

Toqué la puerta y me recibió Karen Welch que traía puesto su delantal de cocina y se limpiaba las manos con un paño. Dibujé una débil sonrisa, aunque no tenía ganas de hacerlo.

-          Buenos días, señora Welch.

-          Oh Sue, cariño- musitó con tristeza y luego me abrazó, siendo algo que necesitaba en ese momento-. Ven, pasa.

-          Gracias.

Al parecer ya estaba enterada de todo, y no me extrañaría. Me adentré con un poco de timidez al lugar que alguna vez había visto tan colorido y decorado en Diciembre, y cuando yo había caído en una falsa ilusión, en un mundo imaginario. Dolía recordarlo a veces.

-          ¿Quieres algo?- me preguntó con dulzura.

-          No, gracias- negué con la cabeza-. Estoy bien.

Ella me arqueó una ceja. Obviamente que no estaba bien y ella misma podía olerlo a millas.

-          Tyler está arriba- me informó y volvió a la cocina.

Definitivamente esta mujer me caía bien. Agradecí que me comprendiera en este momento, más bien, que nos comprendiera. Subí los escalones y toqué tres veces la puerta del cuarto de Tyler. No escuché respuesta alguna.

-          Tyler, soy yo- hablé, mi boca pegada a la puerta.

Como por arte de magia, se abrió de inmediato revelando a un Tyler en pijama holgada y cabello revuelto por las sábanas. Pude notar que sus heridas estaban un poco desinflamadas, pero los colores en ella parecían empeorar. Le abracé en cuando la puerta se abrió completamente y él me correspondió el gesto ¿Para qué palabras cuando un gesto lo dice todo? Eso es mejor que palabras, es la mejor explicación.

***

-          ¿Enserio dijo eso?- cuestioné alzando mis cejas.

Asintió levemente, mientras sorbía el moco de su nariz. Tyler me había contado lo que sucedió al llegar a la escuela y mi desprecio hacia Josh comenzaba a aumentar a cada explicación que Tyler me decía. Sostenía su mano, mi pulgar frotando su dorso mientras él intentaba hablarme sin echarse a llorar tantas veces. Tragué saliva con dificultad, un nudo se formó en mi garganta. Si él estaba mortalmente herido, yo también. Josh, Josh ¿Cómo pude caer en tu maldito juego?

-          De verdad lamento todo esto- susurré con tristeza.

-          No fue tu culpa- suspiró Tyler mientras se frotaba un ojo-. No tienes la culpa de que Josh sea homofóbico y…agresivo.

-          Si, si lo es- repliqué-. Tyler, yo…yo lo dejé entrar. Es decir, yo confiaba en él ¿Sabes desde cuanto tiempo no confió en chicos como él? Yo me dije a mi misma que jamás volvería a caer pero lo hice, y tú caíste conmigo.

-          No, Sue- contrarió mi amigo con suavidad-. Josh siempre ha sido así, mucho antes de que tú llegaras ¿De acuerdo? Y creo que también fue mi culpa. Yo pensé que esta pesadilla terminaría, pero solo se volvió peor.

-          Creo que fue culpa de ambos- musité arrastrando las palabras y con ello, el poco grado de agrado que le tenía a su gemelo.

Era muy obvio. Alteramos el orden de las cosas y se formó un caos. Josh jamás iba a cambiar y Tyler y yo seguiríamos siendo unos marginados. No me importa ser una marginada, prefiero eso a ser alguien que no soy. Todo sería como el principio: él de su lado, yo por el mío.

Luego de varios minutos de silencio, me acordé de otro pequeño asunto: Marcus. Me emocioné en mi interior y busqué los ojos de Tyler en su mirada cabizbaja.

-          Por cierto- hablé un poco feliz-. ¿Y Marcus?

Como si hubiera visto un milagro, alzó sus ojos y se iluminaron. Oh, Tyler, es que estas muy enamorado. Dibujó una sonrisa mostrando sus bellos dientes.

-          Mañana es la cita- contestó con un rastro de emoción.

-          ¿Dónde?- pregunté acomodándome frente a mi amigo, ansiosa por los detalles.

-          En un restaurante cerca de aquí, pero es acogedor.

-          Oh Tyler, tu primera cita- chillé como una chiquilla exaltada.

-          Sí, mi primera cita y no tengo idea de que hacer- respondió y lancé una carcajada-. Tu que tienes un postgrado en la materia ¿Qué tengo que hacer?

-          ¿Postgrado?- pregunté alzando una ceja y mirándolo divertida-. Bueno, en primer lugar no estés nervioso…

-          Es lo peor que puedes decirle a alguien que está nervioso- contestó Tyler irónico.

-          Bueno, bueno- le calmé con un ademán-. Como primer consejo te sugiero que seas tú mismo en todo momento y que muestres esa linda sonrisa. En segundo lugar, no lo agobies con preguntas de su pasado, exnovias o exnovios a menos que el saque el tema, tercero: hablen de temas interesantes, no lo sé, películas o cosas así.

-          Estoy aprendiendo más contigo de la vida que mis 14 años en la escuela- confesó Tyler haciéndome reír.

-          Tenemos que ver como quitamos estas marcas- señalé mientras detallaba las heridas en la cara del rubio.

-          Oh, maldición- contestó Tyler sorpresivo-. Mis golpes, él va a verlos…

-          Tyler, cálmate- le apacigüé-. No hay nada que un buen maquillaje pueda arreglar, claro, uno natural.

-          Pero ¿Crees que se dé cuenta?

-          No. Para mañana estarán mejor- respondí-. No hay de qué preocuparse.

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora