Adiós...

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-          ¿Ya estás lista, cielo?- escuché la voz de mamá tocar la puerta.

Si, estaba lista para tirarme de la ventana y acabar con esta maldita tortura mental y emocional. Asentí débilmente, cogiendo mi pesada maleta. Estaba más abultada y pesada que la última vez, pues había comprado más prendas en mi estadia aquí. Bajé a la sala, arrastrando mi valija. Mamá había enviado todas nuestras cajas a una empresa especial, que trasladaría nuestras cosas en un barco de carga hasta Reino Unido. Observé la casa: estaba totalmente vacía a excepción de los muebles. Tragué saliva con dificultad, cabizbaja. Genevieve cargada dos maletas y un bolso de mano. Mamá tenía dos maletas también y yo solo cargaba una junto con mi bolso de mano, donde tenía algunos objetos. Las tres nos miramos las caras, listas para lo que vendría después. Bueno, yo no estaba del todo lista…

Nos montamos en un taxi. El taxista quería ser amable y ayudarnos con nuestras valijas, pero creo que se arrepintió después. Eché una última mirada a la casa. Suspiré con tristeza. Iba a extrañarla mucho, en especial aquella casita a unos pasos de la mía. Se subí al auto antes de que me desmoronara otra vez. Genevieve me dio un abrazo corto y yo le sonreír.

Miraba la ciudad Australiana por última vez, tratando de guardar todo en mi memoria y sobre todo, disfrutar el sol. En Cheshire no salía el sol a menudo, así que debo agradecerle a Australia y a Bondi Beach por darme un poco más de color.

Finalmente se irguió ante mí el Aeropuerto Nacional de Kingsford Smith. Un revoltijo invadió mi estómago y sabía que estaba cerca de despedirme de ese lugar. Sería el adiós y no estaba segura cuando volvería. Nos internamos al aeropuerto, observando con maravilla la potente y elegante edificación. Cualquiera podría perderse aquí, enserio. Había una gran fila de personas, esperando a chequearse. Nos colocamos en ella, esperando pacientemente.

Me sentía mal y no era una baja de azúcar. Era esa incertidumbre, ese temor de ser olvidada ¿Por quién? Por Josh, Tyler y Caroline…en especial por los gemelos. Trabajé duro para fortalecer la amistad entre Tyler y yo, sufrí igual que él, comprendí sus temores y lo apoyé ¿Se acordará él de mi cuando salga de la recuperación o quedaré sumisa en el olvido? ¿Josh me olvidará y se irá con otra chica? Era impredecible y eso me ponía más nerviosa. Ojala pudiera ver el futuro para calmarme un poco. La fila se iba a cortando, solo quedaban tres personas. Mamá me observó, dedicándome confianza. Yo solo quería huir, pero quería quedarme. No podía explicarlo con claridad.

-          ¡Sue!

Alcé la mirada, topándome con un agotado Josh Welch que corría hacia mí. Pero él no estaba solo: Marcus intentaba seguirle el paso, pero creo que estaba a punto de desmayarse con tanto jaleo. No pude contenerme, era como si Josh fuera un imán. Comencé a caminar a prisa y luego troté. Josh chocaba con algunas personas en su camino, pidiendo disculpa por golpearlos sin querer. Esquivaba a los pasajeros sin quitar mi vista de Josh. Mi corazón bombeaba con fuerza, sentía que iba a salirse de mi pecho. Estaba tan cerca, ya casi.

Nuestros cuerpos chocaron entre sí, fundiéndose en un emotivo abrazo. Me aferré a él como si fuera a desaparecer, como si nunca jamás fuera a verlo. Mi cabeza estaba apoyada en su hombro, aspirando su aroma. Josh me acarició el cabello. Unos pocos minutos que en realidad me parecieron horas, nos separamos. No podía creer que estaba aquí, que vino aquí por mí.

-          ¿Qué…?

-          Vine a despedirme- explicó, su voz jadeante del cansancio-. Jesús, por un momento creí que llegué tarde y…

-          Pero estas aquí. Llegaste- le hice saber, sonriendo de felicidad.

-          Si, llegó- comentó Marcus, tomando aire de forma exagerada-. Adivina quien tuvo que conducir por la autopista como un psicópata y saltarse 10 semáforos con riesgo a una multa de unos veinte mil dólares australianos y una estadía en prisión…

Different MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora