Parte 36 (Printer)

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Solo han pasado tres noches desde que llegamos aquí, no creí que fueran tan rápidos en encontrarnos. Simplemente no se las deje tan fácil como la última vez, pero quién diría que me lo regresarían igual, infiltrándose con mis chicos para sacarles la sopa, o las tripas, mejor dicho.

Mis hombres fueron entrenados para ser fuertes no rendirse aun cuando la muerte estaba justo en sus narices.

Pero fueron inteligentes, no había victima mejor que un prospecto joven. El solo era un chiquillo, me da lástima, pero sabía a lo que se atenía con solo soñar a ser uno de nosotros.

Por lo que idiotamente no le quedo más que dejar salir todo. Aguanto según supe por lo que su muerte fue algo honorable al principio.

Es la tercera noche donde me encuentro en mi escritorio en el segundo piso de este complejo de cinco, curándome los putos rasguños y mordidas que esa perra de Adilene me hiso, hay unas nuevas y otras abiertas que me hiso desde la primera noche, realmente no espere que se rindiera tan fácilmente, le propine unos buenos golpes que esperaba la debilitaran, pero esta vez es muy diferente a la hora de defenderse, la primera vez que la raptamos era toda debilucha, aceptaba cada corte, golpe y demás.

Sabía que desde la primera vez que la volví a ver volvió a ser la misma que me conto mi hijo Kyr, por lo que no, no me sorprende su coraje esta vez.

Realmente esperaba hacer mis movimientos hacia ella, no porque la mierda de espíritu de Kyr me lo haya dicho, solo es parte del plan de la tortura. Jodido enfermo. Bien me lo ha dicho ella millones de veces estas últimas noches que voy a verla.

Si quería volver a ver sufrir a Rams lo hubiera logrado, pero no.

Llegaron con todo lo que tenían.

Rugidos de motos que claramente no era ninguno de los nuestros ya que ninguno tenía permitido salir.

Tranquilamente espere, siguiendo con mi curación, escuchando a lo lejos los gritos y explosiones de las armas tanto de adentro hacia afuera, pasos retumbando en todos los pisos, golpes en seco o sonidos de carne cayendo a mi alrededor.

Nadie vino a tocar a mi puerta.

Nadie me vino a cubrir, aun si tuvieran la posibilidad de hacerlo.

Sabían que estaría esperando paciente y quería que lo dejaran ser así. Solo que nunca sabíamos cuándo y menos pensábamos que fuera con todos aquí en medio de la noche. Por lo que sí, mala suerte que haya sido hoy.

Pero siguieron mis reglas, por lo que se los agradezco, murieron por mí y por mi hijo les haya gustado o no.

Esto era lo que quería volver a ver de nuevo, frente a frente a jodido Rams. Cuando con gran estruendo tumba la puerta y apunta hacia mí.

Ya habíamos pasado por esto e igual me siento tan tranquilo como pueda estar, he aceptado mi muerte.

No cumplí con mis últimos deseos, pero aquí estamos.

Listo para arder en el infierno.

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