Parte 39 (Adilene)

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Despierto de un sobresalto de la cama, rápidamente miro hacia mi alrededor esperando ver a Printer desde una esquina o acostado a un lado de mi esperando a que despertara y comenzara a forzarme o a golpearme.

Me llevo rápidamente una mano hacia mi corazón para calmarlo al darme cuenta que en realidad estoy en mi habitación, en mi casa, o tal vez solo sea otro sueño antes de que despierte y en lugar de ver entrar por la puerta a Race sea Printer.

Sueño o no, no puedo evitar que de mi salgan sollozos, lagrimas nunca, en cada sollozo que doy vuelvo a sentir cada dolor en mi cuerpo, estoy débil, mas no como la primera vez, esta vez me defiendo igualmente aguantando al dolor, pero nunca dejando que Printer me haga más daño.

Comienzo a recostarme de nuevo cuando al fin se abre la puerta y ahora veo a mi padre.

Me asusto esperando que termine esta fantasía y no sea más que otro día de lucha.

-Hija.... .–Escucho que me habla, creo que ya me estoy volviendo loca.

Comienza a acercarse hacia mí y empiezo a mover de lado a lado mi cabeza para despejarme del sueño y ver la realidad.

-¡NO! .–Grito, pero las cuchillas que he tenido en mi garganta de tanto gritar cada vez se penetran más en mí.

-¡NOOOO! .-Sigo gritando cuando ha llegado a mi lado, ya no puedo levantarme de la cama, pero sigo aventando golpes con mis manos, las lágrimas empañan mi mirada, ya no puedo distinguir si sigue siendo la imagen de mi padre en mi mente o si es Printer al final de todo.

-Hija por favor, ¡Soy yo! Tu padre... .-Trata de agarrarme los brazos, evitando que lo siga golpeando, pero no pienso en rendirme.

De repente se abre la puerta, nunca en ningún momento entro alguien más que solo Printer, cuando comienzo a ver caras conocidas me detengo de forcejear.

Aun siento unas grandes manos deteniéndome de mis brazos, siento la cama moverse, pero ahora es porque estoy temblando con gran fuerza.

No sé qué está pasando, mi último recuerdo antes de dormirme, es que aún estaba recostada en el suelo después de pelear de nuevo con Printer, seguía despierta, esperando que pasara el dolor de los golpes que me ha dado, recuerdo escuchar cuando comenzaba a intentar levantarme ruidos, disparos, gritos y rugidos de hombres, siempre todo estaba silencioso, solo pensaba que me dormí rápidamente y comencé a soñar como la última vez, el rescate de Lena y mío.

Todo esto no fue un sueño, estoy de nuevo en mi casa, al fin, veo que se acerca el doctor que nos atendió a mi hermana y a mí la última vez, el doctor Waltz, el doctor privado del club.

Volteo hacia quien me está sosteniendo y sigo viendo la cara de mi padre igual de borrosa por las lágrimas que han logrado salir.

Pero no podría verlo más que claro, es el.

En ese momento entran mi Madre y Lena.

Corren hacia mí, cuidado de no hacerme daño y me abrazan, llorando igual que yo, susurrándome que me quieren.

-Adilene. –Me habla el doctor Waltz. Lena me suelta y volteo hacia él. –Se te dio una inyección para calmarte y que siguieras durmiendo, te daré ahora algo parecido solo para evitar tus espasmos, estas de nuevo en casa. Ya no tienes porque asustarte. –Me sonríe y comienza a sacar la inyección de su maletín.

-¿Lista? .-Me pregunta, mi padre dejo de hacer presión en mi pero aún me sostiene de una mano.

Digo que si con la cabeza.

Cuando se mueve hacia un lado para aplicarme la inyección, subo la mirada y al dar un rápido vistazo hacia las caras de mis amigos, mis ojos no pueden evitar en quedarse directamente hacia los de Race.

Nos quedamos así hasta que el doctor me habla de nuevo y me pide que me recueste.

El efecto es rápido, pues me siento más tranquila.

Aun si no era tan necesario al descubrir que estoy a salvo, no podía contenerme de seguir llorando y de temblar.

-Aún tengo que seguir revisándote y curarte los golpes y cortes, necesitare otros análisis, y sé que no hay ningún problema de confianza y que todo será profesional, pero quiero saber si te sientes bien en que te revise más....

-Déjalo... -Interrumpe mi padre. –No creo que necesites hacerlo ya mismo.

-¿Hacerme qué? –Pregunto. Mi voz me sigue doliendo.

-Chicos salgan por favor un momento. –Les pide mi padre, los veo salir muy a la fuerza no queriendo dejarme, en sus caras solo veo una mezcla de preocupación y enojo.

El último en salir fue Race, por la muy insistente mirada que le lanzo mi padre. Salió más enojado. Con Lena jalándolo hacia afuera.

Mi madre se queda.

-¿Qué está pasando? –Les pregunto a los tres.

-Necesitan revisarte por si... -Dice mamá, no termina de decir nada.

-Adilene. –Me vuelve a hablar el doctor. –Necesitamos saber si Printer, te hiso algo más que solo golpearte.

Papá se levanta rápidamente de mi cama y camina hacia mi ventana.

Respiro profundamente y contesto. –No, no es necesario esa revisión, el solo lo intento, no lo deje, cada golpe que hay en mi es testigo de mi resistencia. Cada golpe que había en él también.

El doctor asiente, no dudando de que estoy diciendo la verdad.

Mi mamá llora de nuevo y corre a sentarse a mi lado a abrazarme.

Mi padre que volteo desde que comencé a explicar, se deja ver limpiándose algunas lágrimas.

Logro sonreírle un poco, cuando comienzo a sentir dolo en mi abdomen, aparte de mis ganas de ir al baño, me siento incomoda ahora.

-Mamá. –Me mira sorbiendo en su pañuelo. –Necesito ir al baño.

-Claro hija, te ayudo.

Comienzo a levantarme agarrándole de las manos, el dolor se intensifica y me hace doblar las piernas y gritar de dolor.

El doctor y papá se acercan a ayudarme a sostenerme, pero comienzo a marearme de más y sentir que me orino, por muy débil que este aun así es vergonzoso.

-Espera, espera. –Dice el doctor.

Comienzan a sentarme de nuevo, cuando dudo al no querer ensuciar mi cama volteo hacia abajo, no tengo más que unos pantaloncillos de pijama, por lo que es fácil darse cuenta que estoy sangrando.

Me asusto y grito de nuevo, doblándome del dolor inmenso que sigo sintiendo, mis padres no saben qué hacer al notar tanta sangre que sigue saliendo de mí.

Me acuestan de nuevo, ya no me resisto, no aguanto más estar de pie.

-¿Qué me pasa? Juro que no hiso nada, ¿Porque sangro? –Los efectos de la inyección desaparecieron con esto.

-¿No será algo menstrual? –Pregunta mi madre.

-No es un sangrado menstrual normal por la cantidad de sangre. –Contesta el doctor mientras se coloca unos guantes de látex. –Adilene, tenemos que revisarte sí o sí.

Comienza a desvestirme, le pide a mi padre que salga y que pida que traigan sus demás equipos.

No oigo que tipo de equipos pide, sus voces comienzan a ser zumbidos en mis oídos, cierro mis ojos, no me duermo, solo dejo de sentir.

LIFE NOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora