Hikari

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18 Fui al centro comercial para comprarle un regalo de cumpleaños. Recorrí todas las tiendas sin que nada me convenciera, todo me parecía tan poca cosa para ella. Desanimada, me senté sobre un banco para pensar, un chico de cabello largo y sonrisa agradable comenzó a hablar conmigo.            Se llamaba Carlos y tenía diecisiete años, casi dieciocho. Supongo que le gusté, pero a mí no me interesó ni en lo más remoto. Le di mi número de celular por cortesía. Unos treinta minutos después, cuando vi a Carlos alejarse por donde había venido, no pude evitar que un largo suspiro escapara de mí. Parecía tan fácil saber cuando le gustabas a alguien, alguien por quien no estás interesado. Pero, qué pensaba Hikari de mí. Recorrí una vez más las tiendas en el centro comercial y esta vez noté algo que no había visto antes. Entré a una pequeña joyería y la recorrí con la mirada. No era barata, pero tenía dinero ahorrado, así que no importaba. Lo que captó mi atención inmediatamente fueron dos collares a juego. Cada uno representaba la mitad de un corazón. Sin pensarlo un solo segundo más, llamé la atención del vendedor y los compré. En parte sería también como hacerme un auto-regalo. En mi cuarto me aseguré de esconderlos perfectamente. Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar en lo que diría Hikari 19 -Sabes –le dije un día después de la escuela. Estábamos en mi casa. Hikari trabajaba con afán en mi escritorio, preparándose para los exámenes. “Así que así es un estudiante asiduo”, pensé. Yo me pintaba las uñas sobre la cama. La verdad es que no tenía buenas calificaciones, pero de una u otra forma siempre me las arreglaba para aprobar con el mínimo. -¿Sí? –Hikari dejó lo que estaba haciendo e hizo girar la silla para encararme. -¿No es mañana tu cumpleaños? -Sí, así es. -¿Sabes lo que vas a hacer? -No, no tengo nada planeado. -Tal vez los chicos del salón quieran festejarlo. -Eso no me interesa. Yo no quiero celebrarlo con ellos. Solo hay una persona con quien me gustaría pasarlo. -¿Con tu novio? –bromeé. -Sí. -¿Eh? –dejé lo que estaba haciendo y la miré, ella rio de buena gana al ver mi cara azorada. -Sabes perfectamente que es broma. Había pensado en pasarlo contigo. Quiero decir si estás disponible. -Aun estás bromeando, ¿no es así? Yo siempre estoy disponible para ti. Hikari se levantó y vino a sentarse a mi lado. Tomó el esmalte de mis manos, lo cerró y lo puso a un lado. Quería que algo pasara, necesitaba que algo pasara, imploré que algo pasara, pero no sabía qué. Ni siquiera sé lo que quería. Cuando Hikari estaba tan cerca de mí no podía concentrarme lo suficiente como para pensar. Era como si mi cerebro comenzara a funcionar a mil por hora, las ideas se me cruzaban unas con otras y todo dejaba de tener sentido. -Gracias por ser mi amiga –me dijo. Sus palabras me tomaron por sorpresa. Además ella estaba muy cerca de mí, muy cerca. Me quedé callada, no porque no quisiera responderle, sino porque no sabía qué decirle exactamente–. Nunca antes había tenido una amiga como tú. Contigo me siento comprendida y puede sonarte muy tonto, pero me haces sentir menos extraña, como si de verdad perteneciera a algún lugar. Nunca antes había tenido una amiga de verdad y se siente bien. Quiero decir, se siente bien saber que le importas a alguien y que una persona te desea lo mejor y va a estar ahí para ti. Eres mi mejor amiga. M      e tomó las manos y por una fracción de segundo creí que me besaría. ¿Sería tonto decir que me sentí decepcionada de que no lo hiciera? -Gracias –musité-. Tú también eres muy especial para mí, Hikari. Muchísimo. Siento que gracias a ti soy una mejor persona, una mejor versión de mí misma. Sé que suena muy cliché. -No importa, aunque sea cliché, suena bonito. -¿Verdad? Jamás había tenido ningún amigo antes de ti, pero siento que si tú eras mi recompensa entonces toda esta espera valió la pena. 20