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54 El tiempo pasa, mi cuerpo comienza a sanar. Las marcas en mi cuerpo son apenas visibles. La radiante Hikari estuvo inusualmente silenciosa durante todo este tiempo. Pero ahora siento su impaciencia. Se muere por aparecer y recobrar su lugar. Tiene razón. La neblina dentro de mi cabeza comienza a disiparse y con ella este abotargamiento también desaparece. Durante un tiempo incluso pensar era doloroso. Ahora veo las cosas con mayor claridad. Quizá, por primera vez en mi vida, me doy cuenta de que algo tiene que cambiar. Tanto la pequeña Hikari como la radiante Hikari lo saben, ambas me apoyan. Somos un equipo. Mamá no ha regresado a casa, pero lo hará pronto, ¿entonces qué pasará? Me echo agua sobre el rostro. Me miro en el espejo. Odio hacerlo, porque todo lo que veo es su rostro. En veinte años luciré como ella. No tengo muchas opciones. Tengo dieciséis años y no tengo ningún trabajo ni adónde ir. ¿Qué se supone que deba hacer una chica de dieciséis años que quiere cambiar su vida? Pienso en la familia de Sasha. Su madre es muy amable. Es una opción. Si supiera lo que pasa entre su hija y yo, ¿qué pensaría entonces? ¿Dejaría de ser amable? No creo que lo viera con buenos ojos. Nadie quiere saber sobre la vida sexual de su hija y mucho menos saber que se acuesta con su mejor amiga. Tengo que jugar bien mis cartas. 55 Tengo un presentimiento. Estoy segura de que mamá regresará hoy. No tengo ninguna evidencia ni ninguna prueba. Simplemente lo sé. No tengo tiempo que perder. Voy a mi cuarto y en mi mochila guardo todas las cosas que creo que necesitaré. No es mucho, pero es algo. Doy un último vistazo a la imagen con el campo de flores sobre la cabecera de mi cama. Es un regalo de Mariko-sensei. Vacilo un momento y finalmente decido llevarlo conmigo. Salgo corriendo del apartamento. Afuera llueve y cuando llego a mi destino estoy completamente empapada. Levanto el dedo para tocar el timbre. Este es el primer paso. Es Sasha quien abre la puerta. Agranda los ojos por la sorpresa. Se hace a un lado y me deja pasar. Su mamá también se sorprende al verme. No puedo evitar pensar que su mamá sabe más de lo que dice. Nina me echa un rápido vistazo y después continúa comiendo.            No tengo hambre, pero la mamá de Sasha insite en que coma con ellas. Tengo que jugar bien mis cartas. Debo ser amable y hacerme querer. Esta es mi última oportunidad. Si fallo… No quiero pensar en lo que pueda pasar. Sigo a Sasha hasta su habitación. Me desvisto en silencio y le entrego la ropa mojada. Se sonroja y sale precipitadamente de la habitación para traerme un cambio limpio. Va a decirme algo, la callo con un beso. Está sorprendida. No había dejado que me tocara. Pero ya no me siento sucia. Sé que no voy a contaminarla y sé que tampoco voy a romperla. Qué bien se siente besarla. Después de cenar lavo los platos. Sasha va a su cuarto. Cuando termino decido hablar con la mamá de Sasha. No le doy los detalles, pero le digo que no puedo regresar a mi casa. Ella asiente. No me hace ninguna pregunta, a pesar de que las marcas de mi cuerpo son aún visibles. Me pregunto si sospecha algo. No se ha tragado mi historia, puedo verlo en sus ojos. Le digo que le pagaré cada centavo. Ella ríe y me pone una mano sobre la cabeza. “No te preocupes” Por un momento creí... La influencia maldita de mi madre me perseguirá siempre.

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