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Regreso a casa después de la escuela. Mamá no está en casa. La casa está vacía. Termino de hacer mi tarea en el salón. No me toma mucho tiempo. Comienzo a limpiar la casa. Lo hago todos los días. Tengo un ritual y debo seguirlo al pie de la letra. El mundo se derrumbaría si no lo hiciera. Empiezo por la cocina. Me aseguro de poner especial cuidado en limpiar la estufa. Limpio las encimeras. Barro el piso. Trapeo. Continúo con el resto de la casa. Todo debe quedar impecable. Tengo que mover los muebles. Todo debe quedar limpio. Tengo que limpiar. Limpiar. Limpiar. Limpiar. No puede haber suciedad. “Las malas personas aman la suciedad”. Mamá lo dice todo el tiempo. Nunca termino de limpiar como quiero. Pero el sol se ha ido y la noche se ha instalado. Estoy cansada.Voy a mi cuarto y cierro la puerta tras de mí. Sobre mi cama hay una imagen. Un campo con flores amarillas. Mariko-sensei me la regaló hace un tiempo. No recordaba habérselo dicho. Hay muchas cosas que no recuerdo. Me siento sobre la cama e intento llegar a mi primer recuerdo. Cierro los ojos e intento imaginarme mi niñez. No lo logro. Mis recuerdos empiezan el día que conocía a Mariko-sensei. Mi pasado está obstruido. Me paso un dedo por la ceja. Es mejor que siga así. Hay cosas que deben quedarse enterradas. 12 Tengo que poner atención a los detalles. Tengo que ser más lista. Tengo que ser mejor. Tengo que ser como mamá. Los demás la llaman Sasha. Sasha me mira una fracción de segundo cuando llego al salón. Pero nunca me habla. Llego a la conclusión de que nunca me va a hablar. Se limita a mirarme. No la entiendo. Tenemos que hacer un trabajo en equipo. Puedo hacerlo con mil personas diferentes. Me volteó. Noto que Sasha está haciendo trazos con su mano izquierda. No sabía que era zurda. No lo es. Ella también practica con su mano izquierda. Me sonríe cuando le hablo. No puedo evitar no sonreírle. Le pregunto si quiere trabajar conmigo. Me muerdo la lengua. Fue un impulso. No sé por qué lo hice. Ella se sorprende. Es la primera vez que hablo con ella. Parece aliviada. No está acostumbrada a que la gente le pida trabajar con ella. “Claro”, me dice. 13 En el receso me aparto de los demás. Sasha está en el salón leyendo un libro. Es una persona solitaria. Su soledad me resulta cómica. Terminé pidiéndole que viniera a mi apartamento después de la escuela. Incluso le presté mi celular para que llamara a su mamá y para que le avisara que vendría conmigo. Cuando lo saqué de mi pecho seguí el movimiento de sus ojos. Así que eso era. Ella también quiere lo que quieren los demás. Puedo dárselo. Pensarlo me hizo sentir un poco triste. ¿Por qué? Bromeé con ella y ella me siguió la corriente. Quiere mi cuerpo. Fue fácil comprobarlo. Nos vamos a llevar bien tú y yo. ¿No es así, pequeña Sasha? 14 Tomamos el autobús en silencio. Sasha mira por la venta. Su rostro apoyado sobre su palma. Nos detenemos un momento frente al complejo de edificios. Sasha lo mira impresionada. Absorbe cada detalle. Yo también lo miro. Toda mi vida he vivido aquí. Sin embargo, es la primera vez que lo miro. Entiendo por qué resulta fascinante. El edificio es moderno y está en una buena zona. La avenida es espaciosa. Solo gente acomodada vive aquí. Sasha me pregunta varias veces si vivo aquí. Apenas puede creérselo. El apartamento está en el décimo piso. Sasha me sonríe nerviosa cuando tomamos el ascensor. Al entrar al apartamento Sasha parece devorarlo con la mirada. Lo barre de un lado a otro. -Es un apartamento mu- -comienza y yo la interrumpo. -¿Muy frío quieres decir? Parece avergonzada. Le muestro la habitación de mi madre. No sé por qué lo hice. Si mamá lo supiera… Mamá no lo sabrá. “Solo las malas personas mienten a sus madres”. Mi corazón me lastima. “No soy una mala persona”. Tomo a Sasha por la muñeca. El gesto la sorprende, pero se deja llevar. La llevo a mi habitación. Ella retrocede al entrar. Es un gesto involuntario. No se ha dado cuenta. Le pido que me disculpe por el desorden. No se lo esperaba. Me tiendo sobre la cama y la miro recorrerlo. “Sé lo que quieres, Sasha”, pienso, pero no se lo digo.

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