-¿Y tú que le dijiste? -¿Qué podía decir? No dije nada y terminaron expulsándome. La razón oficial fue que me transfirieron por tener valores distintos a los de la escuela. -¿Valores distintos? Suena bastante ambiguo. -Sip, pero es mejor eso que tener marcado en tu expediente que te corrieron por conducta indecente o por homosexualidad flagrante. Reí. -Ya veo. ¿Y qué pasó con la otra chica? -Nada, a ella no le hicieron nada. La que cargó con toda la culpa fui yo. Pero no importa, todas las cosas ocurren por una razón, ¿no? ¿No es eso lo que tú siempre dices? –suspiró. 45 Fui hasta el refrigerador y saqué una botella de jugo, vacié su contenido en sendos vasos y después me senté frente a ella. Tenía algo importante que quería decirle, pero no sabía por dónde empezar. Me armé de valor, daba igual por donde empezara, lo importante era terminarlo. -Hikari, me siento muy atraída por ti. -¿Qué tenía el jugo de naranja? ¿Le pusiste alcohol? -Es enserio. Me miró por un instante, evaluando mis palabras. -Yo también me siento muy atraída por ti, pero no sé si esté bien. Deberías tener cuidado –me dijo. No le hice caso, me levanté, me acerqué a su lado y la besé. La tomé por la cintura, sin dejar de besarla. Era apenas mi segundo beso, pero a diferencia del primero, sabía bien lo que estaba haciendo. Seguro es eso a lo que llaman instinto. Mi boca buscaba la suya, la necesitaba. Comencé a excitarme y mi respiración a acelerarse. Fuimos hasta mi habitación, dando tumbos, sin dejar de besarnos. Parecíamos un par de borrachas. Se tumbó sobre la cama y yo sobre ella. Como lo había supuesto, su piel era suave, la recorrí con un dedo, desde su cuello hasta llegar a sus senos. Los acaricié con suavidad por debajo de la ropa, como si temiera romperlos. Hikari se estremeció y dejó escapar una inhalación. Sus manos se aferraron a mi espalda. Murmuró mi nombre en mi oído. Con dedos temblorosos intenté desabotonar su blusa. Fue imposible. Estaba tan nerviosa que no pude hacerlo sin su ayuda. Hikari no hizo ningún comentario ni ningún ruido. Se quitó la blusa y en un movimiento brusco que me tomó por sorpresa, me besó con pasión. 46 No fuimos más allá de juguetear con los senos de la otra. Ambas estábamos demasiado nerviosas. Yo me sentía particularmente consciente de mi vello corporal, por eso no dejé que me quitara la blusa. Jamás me había depilado o rasurado el cuerpo, a excepción de mis axilas. Ni siquiera me había preocupado por ello, pero ahora me sentía particularmente consciente de todas mis imperfecciones. Me avergonzaba de que Hikari lo viera y se sintiera asqueada. -¿Por qué no quieres que te quite la blusa? -Es que me da vergüenza –le dije, y no mencioné la verdadera razón. Por primera vez en mi vida me avergonzaba de mi cuerpo. No solo tenía demasiado vello, sino que también me sentía gorda. -¿Qué es lo que te da vergüenza? -Que no estoy preparada. -¿Preparada para qué? La besé y ella me respondió. Ardía de ganas de hacer más con ella, pero no quería que nuestra primera vez fuera así. Nos separamos y Hikari me sostuvo entre sus brazos. -Quédate a dormir el sábado –le pedí. -Vale. No podía creer que existiera una dicha semejante y de todas las experiencias que había vivido en mi corta vida, nada se asemejaba a la dicha de saber y de sentirse amada por la mujer a la que yo amaba. No sabía si era lesbiana o no. Pero eso ya no me importaba, sentirme correspondida por Hikari, era como haberse ganado la lotería. 47 Pasé toda la semana deseando que fuera sábado. Y sin embargo, el tiempo avanzaba tan lentamente. Apenas me concentraba en la escuela y odiaba que la gente me dirigiera la palaba. Lo único que quería hacer era pensar en Hikari. El sábado terminó llegando. Como el viernes no vi a Hikari, pude prepararme. No estaba muy segura del mejor método a utilizar para depilarme y era demasiado tímida como para comentárselo a mamá. Además no quería que ella fuera a pensar cosas, como que había conseguido un novio y que quería estar depilada para él. Qué le diría si me lo preguntaba, “¿Algo así?”. Por la noche, tomé uno de los rastrillos nuevos que mi mamá guardaba y me rasuré todo el cuerpo mientras tomaba una ducha. Cuando salí de la regadera deslicé mi mano sobre mi cuerpo. Estaba satisfecha, no había vello y mi piel estaba más lisa que nunca. 48 El sábado por la mañana fui a patinar con Hikari. Yo no sabía patinar, pero ella me había dicho que me enseñaría. Fue una pérdida de tiempo. Ni ella tenía paciencia para enseñarme ni yo para aprender. Además estaba demasiado nerviosa como para poner atención a todo lo que me decía. Cada vez que me tomaba la mano para guiarme, mi corazón se detenía. Sus manos me transmitían una calidez extraña. Entonces la seguía torpemente. Incluso olvidaba mi miedo a caerme. Después fuimos al centro comercial. Me moría de ganas de tomarla de la mano, pero había demasiada gente a nuestro alrededor. Y después de todo, las mujeres no se toman de la mano, no así.
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Hikari
RomanceHikari es una novela lésbica sexualmente explícita lo cual significa que tiene en parte contenido para adultos se recomienda discreción al leer esta novela además del carácter que tiene gracias por su atención.