26 Cuando era niña una vez intenté pedir ayuda a un adulto. No me entendió y terminó malinterpretándome. Creyó que era una niña mimada y caprichosa. Me dijo: “No le cuentes tus problemas a los demás, porque una de dos, se van a alegrar con tus problemas o les va a dar igual”. Sus palabras se grabaron en mi cabeza. Nunca más volví a pedir la ayuda de ningún adulto. Le repito la frase a Sasha. No sé por qué lo hice. Espero su reacción. Ella permanece silenciosa un momento. “Puede que sea verdad para muchas personas”, me dice. “En la vida conocemos muchas personas, y muchas de entre ellas nunca se van a interesar por ti, pero tarde o temprano vas a encontrar a alguien que de verdad se interesará por ti y que querrá lo mejor para ti sin importar qué. Y podrás hablar con esa persona y decírselo todo y ella te escuchará. Nadie que de verdad te ame se va a alegrar con tus problemas ni cuando estás triste. Y no es justo que le hagas pagar los platos rotos por algo que alguien más te dijo o hizo”. Mi corazón da un brinco al escuchar sus palabras. ¿Qué es esta sensación? Puedo sentirla en todo mi cuerpo. Mi corazón trabaja a toda velocidad y me siento aturdida. Sasha habla sin pensar la mayor parte del tiempo. Es como si dijera todo lo que le pasa por la cabeza sin pensarlo antes. Aún así sus palabras tienen más efecto en mí de lo que me gusta admitir. Me siento turbada. Nunca antes me había sentido así. No importa como lo mire, Sasha es una persona común y corriente. Estatura normal, complexión normal, cara normal, pero estos últimos días es como si se hubiera transformado. Me esfuerzo en observarla con más atención. Quiero descubrir el porqué de este cambio. ¿Por qué ahora me parece más linda, más inteligente… más atractiva? “Hikari”, me sobresalto al escuchar mi nombre. “Es por eso que tienes que ser tú misma, quizá conozcas 1,000 de personas y de esas 1,000 tal vez solo una se interesará verdaderamente por ti, pero ¿no crees que valdrá la pena? ¿Qué por esa persona todo valdrá la pena?”. El rostro me arde. Aparto la mirada. “Tal vez tengas razón”, le respondo. Sasha es rápida para hablar y rápida para olvidar. Por mi parte, recordaré sus palabras. 27 Acepté festejar Año Nuevo con Sasha. No me apetecía salir, pero quería verla de nuevo. Hay muchas cosas que me hacen sentir mal, pero estar con Sasha me hace sentir bien conmigo misma. Como si todo tuviera solución, incluso yo. La calle estaba a rebosar de gente. A la Hikari radiante le gustan los lugares llenos de gente. Le gusta ser escuchada. Le gusta estar rodeada de gente. Sobre todo le gusta que la pequeña Hikari se mantenga alejada en aquellos momentos. Pero incluso esto era demasiado. Intento aferrarme a la mano de Sasha, pero tengo que soltarla. La gente nos empuja por atrás y es imposible intentar dar la vuelta. El mar de gente me obliga a avanzar. Aun puedo ver a Sasha. Parece más desesperada que yo. Quiero acercarme a ella. Quiero protegerla. Es imposible. La gente me arrastra hasta el otro lado. Si muero ahora no me importaría. Estaría agradecida. Por supuesto no muero. La presión de la gente contra mí es insoportable. Me falta el aire. Después de unos momentos veo un café y entro en él junto con otras personas. El dueño no deja entrar a nadie más y cierra las puertas. Doy una gran inspiración. Hay gritos en la multitud. Una persona fue aplastada. No me siento mal por él. Tuvo suerte. Me siento dividida. Hay dos Hikari. A veces tengo la impresión de que hay una tercera. ¿Quién es esa otra Hikari? Envío un mensaje a Sasha. Permanece sin respuesta. No me atrevo a buscarla entre la multitud. Espero pacientemente en el café junto con las demás personas. La cuenta regresiva comienza. “10…9…8…7…6…5…4…3…2…1…¡Feliz Año Nuevo!” Y así empieza otro año.
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Hikari
RomanceHikari es una novela lésbica sexualmente explícita lo cual significa que tiene en parte contenido para adultos se recomienda discreción al leer esta novela además del carácter que tiene gracias por su atención.