Iré a buscarla

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Cuando esté abatido por la desesperanza

y el tormento le arranque al alma sus dos alas,

cuando me halle desierto sin voz y sin palabra

y mi simiente débil no de frutos ni ramas,

para nacer de nuevo y vivir, iré a buscarla.


Solo su dulce tierra de carne apaciguada

a mi tallo hace crecer y mis raíces guarda,

Solo la miel de sus labios a mi boca que es amarga

le da un sabor de pureza y un idilio de esperanza.

Y su semblante de cielo con sus dos pupilas mágicas

me hacen penetrar en ella y bañarme con su aura.


Cuando esté casi cenizas mi mente opacada y árida,

cuando las ideas mueran sin salir de su coraza

y una tristeza infinita en mi cabeza ahuecada

haga su nido de espinas, no vacilaré en buscarla.


Solo su esperma de vida me hace tan fértil, que nada

puede doblegar mi vida ni fundirme entre mis lágrimas.

Ella es más que poesía, prodigio entre rosas blancas;

teje primaveras radiantes con golondrinas de plata.


Ella es ángel, ella es noble, perenne, sublime y casta;

ella es pura aunque en su vientre perpetuo

de nácar y ámbar,

en sus aguas cristalinas se iluminó una galaxia.


Si me encuentro con la muerte caminando entre nostalgias

por más que me tiente y ate, que se invente una distancia,

por más que hiele mis carnes y que incinere mis ganas

No sucumbiré a sus miedos... a rastras me iré a buscarla.    


Solo cuando esté con ella bebiendo de la misma agua,

tendido sobre arena fresca cargando el sol a la espalda,

y sus besos con mis besos en una sola tonada 

sea música que suena entrelazando las almas, 

podré morir realmente, viviré bajo su sombra, 

me cubriré con su fuego y me apagaré... si se apaga.

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora