La ciudad atrás

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Me alejo...
la ciudad se sumerge a mis espaldas
con sus luces de cocuyos,
aromatizada por la densa niebla;
el estridente sonido rutinario de las voces
va muriendo... no las oigo... no me oyen.

El calor de las calles ya no quema.
La fiebre del olvido que me acosa,
me interroga.
El suspiro de ausentarme a veces ciega.
Pero me alejo.

Los pasos se convierten en pisadas frescas
haciendo música.
La lúdica de un amor oculto, no interesa.
La ciudad igual se aleja, así me detenga.

Me alienta el deseo incontenible de otro norte,
de otra vida. Vida nueva.
Un nuevo amor o dolor que reconforte,
así hayan heridas que me esperan.

La ciudad se aleja como yo me alejo,
y tu recuerdo, olfateando en mi conciencia,
parece suplicante, agonizante y turbio...
se irá desvaneciendo entre las cosas nuevas.

El ángel me acompaña,
camina en mis pisadas y me alienta.
Si Dios le encomendó que me cuidara,
que no vuelva su mirada atrás...
porque le pesa.

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora