No me quites la palabra

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Que Dios me quite todo,

menos la palabra.

Sería un excéntrico, 

completamente iluso,

miserable y vacío.


No tendría siquiera amor,

porque no hay palabra 

para alimentarlo.


El dolor sería un gesto mudo.

El corazón una entraña 

sin importancia ni juicio.


¿El cerebro? un antro de pensamientos muertos.

¿Y el cuerpo? Sólo cuerpo estéril, sin sentidos.

No tendría semejanza con Dios;

hecho de nada,

completamente ridículo y vacío.


Si cada parte de mí, habla;

mis partes necesitan la palabra

para sentirme vivo.


No me quites Dios la palabra,

que incluso,

para enloquecer la necesito.


Si vas a despojarme de ella,

mándame la muerte muda

para que destierre de mi ser,

la palabra con su grito,

y muera completamente;

completamente a la vida iré dormido.


Pero no me quites sólo la palabra

que ese sería mi infierno,

y yo, un muerto mudo y vivo.


Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora