Hasta que la muerte quiera

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No me veo prendido de otros brazos

Cuando la frescura de los suyos me obsesiona todavía.

Ni me veo disfrutando del pregón de otros latidos,

Cuando aún conservo el sinfónico infarto

Sensorial de su agonía.


No quiero nuevas partituras en la piel

Cuando los bemoles de las flores que sembré

En el laberinto de su aroma,

Aún lo conservo y me conversa con su música

De boda.


Que no respiren en mi alma nuevas sensaciones,

Que no vengan a buscarme de otros huertos,

Que no lleguen a sembrar retoños

Ni quimeras en este baldío y viejo puerto.


Que tengo un cultivo de eras de dolor

Y de pregones infartados que duele hasta los huesos,

Cuando se han roto los hilos del amor

Y sus canciones ya son rezos.


Hoy que tengo el alma cegada de invierno

Y que perdí la suya excelsa en primavera,

Solo me queda el tronar de los otoños

Hasta que la muerte quiera...

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora