Bastó un parpadeo para hacerla mía,
Había fuego en su alma todavía;
La atravesé de norte a sur con mis pisadas,
Lo hice por dentro, sin siquiera tocarla.
No saben, amigos míos, lo que había escondido
En su espíritu tibio: un desierto sagrado
Cultivado de lirios, cultivado de anturios,
De preludios de amor y cosechas de trigo.
Abundaban las aves, y racimos de besos,
Abundaban los rezos, abundaban los vinos,
Era un mar de caricias y un oasis de alivios;
Y los mágicos goces, también eran racimos.
La habité sin dudarlo, sin temer que desquicio
Por saberla tan mía, hilvanada a mi juicio;
Por cubrirla de mieles que desprenden suspiros
Para atarla conmigo.
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Hilos de vida
PoezjaPoesía fresca con un estilo limpio y natural. Sobre amor y otros tormentos, es la temática, y relata las vivencias que se experimentan en la vida al disfrutar y padecer el amor y el desamor. Cada poema es una breve narración llena de sensibilidad...