Enemigo

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Seguro estoy de tu oquedad en el corazón,

Vil despiadado,

siniestro de intenciones mal habidas,

rugiste como bestia envilecida

para agraviar la inocencia del amor

que he cultivado.


Sobrio enemigo, impúdico y macabro,

Fue tu ritual desgarrarla de mi vida;

Un volcán de lava y de sal sangró en la herida,

Y ha convertido mi alma en un osario.


Te vi, te supliqué, te advertí, te repudié

Y nada te conmovió por dentro;

La vi que se apartó desgajada de este amor

Halada por un falso pensamiento.


Y lo peor, después de este dolor profano,

Lo peor va carcomiendo cada día,

Tu ritual de tenerla cubre el calendario,

Mientras... mendigo un segundo de ella,

todavía.

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora