Salvado

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Jamás supe que fuera un suicidio

podar tan profundo en sus lirios,

dormir en la cuenca tallada en su vientre

con la muerte mirando de frente.


Casi un crimen perfecto que acecho

Con mis labios bebiendo en su pecho.

Un esclavo de alquimia y rituales

Presidiario de todos sus males.


No había duda que estaba atrapado

Como ortiga en un bosque embrujado;

Sin señales de aliento y sosiego

Perdiendo la vida en un ruego.


Fue entonces que la muerte vino

decidida sin fin ni destino

Para darle a mi alma abatida.

Hoy le debo a la muerte: la vida.

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora