Ya no hay

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Dejé secar la fuente de tu alma

Y convertí los residuos de tu amor en dunas frescas.

La brisa que vertía de tu boca igual ha muerto;

El huerto está marchito y la flor, está reseca.


Tu aliento, esa caldera de besos exquisitos

Ahora es condimento de pesares,

Quedaron los manglares cuando sequé tus ríos

Y al oasis de tu piel, sequé sus mares.


Ya no hay playa en tu flora acaudalada

Del ayer, ya no hay amor para beber, dulce castigo.

Muero de asfixia sin la brisa en tu mirada, y hoy sé

que el manantial de pasiones desgarró sus hilos.


Se desprenden marchitos los pétalos del sexo,

Curvo y convexo me desplazo por la vida;

Ya no expelo el aroma de mi aliento sin tu aliento

Ni se expresan las emociones escondidas.


Ya no hay música ni besos clandestinos

que disfrutaban las caricias interinas,

ya no hay vino en el altar. Cayeron los dos palcos

donde antes subí a tocar la mandolina.


Ya no hay forma de disfrutar el sabor del aderezo

Que albergaba atrevida tu cintura,

Hay reguero de besos mustios de dolor y desolados

Cuando el alma ha mudado su color por la amargura.

Hilos de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora