Capítulo 24

3.2K 135 5
                                    


Al día siguiente...

Siento que me dan besos por todo mi rostro y pequeñas caricias en mi brazo. Me agrada esta sensación, no quiero que se termine. Me acerco más al pecho de mi amado. Su cuerpo es tan caliente, que por momentos en la noche me agarran unos calores, pero me encanta que durmamos abrazados.

Se me escapa una sonrisa y comienzo yo a hacerle caricias con mi mano en su pecho. Sus pectorales cada día están más duros, seguimos entrenando, él mucho más que yo; por mi parte no tanto, pero de a poco voy volviendo a mi rutina.

-Buen día mi amor -le digo en susurro, cerca de su oído. Me abraza más, cosa de que nuestros cuerpos formen uno solo.

-Buen día princesa -amo su voz apenas se levanta, es tan gutural, tan grave. Me vuelve loca.

Dejo un pequeño beso justo donde está ubicado su corazón. Mis ojos aún siguen cerrados.  Siento como la mano de Brando va subiendo de a poco, roza mi pecho, y ya estoy prendida fuego; esto de las hormonas me juega en contra. Puedo sentir al pequeño Brando, agarro y me acerca más, acerca su boca a mi pecho y me da besos en ellas. Es imposible contener el gemido, Brando gruñe en respuesta.

La situación se va poniendo más intensa y en verdad hace mucho que no podemos tener estos momentos, ya que los niños siempre nos están reclamando. 

Nos dejamos fluir por nuestros sentimientos y acciones, todo es perfecto. Nos fundimos en este momento, diciéndonos cuánto nos amamos.

   ❤ ❤ ❤ 

En este momento nos encontramos con Brando y los peques en el shopping. Vinimos a comprarle unas ropitas para mi futuro sobrino. Estoy tan emocionada, ya quiero ver como es, seguro va a ser hermoso. 

Los niños están en el cochecito, Brando los lleva. Están observando todo, la gente los observa y no paran de decir que son hermosos, y la verdad es que tiene razón; mis hijos son preciosos, iguales a su padre. La verdad es que se están portando increíble, ya hicimos varias compras y ninguna queja, al contrario, no paran de observar y mover los brazos y mirarse entre ellos.

-Princesa, ¿por qué no entrás a ver algo para vos? -me dice Brando.

-Mmm, no se...no quiero que los niños se molesten, ya estuvimos bastante tiempo -le digo mientras que acaricio su brazo izquierdo.

-Vamos mi amor, se están portando increíble, luego tomamos un helado -me dice mientras que me deja un pequeño beso. 

Entonces vamos a una de mis casas favoritas y comienzo a ver la ropa, mientras que Brando está sentado con los niños en unos silloncitos que hay en el centro del local, frente a los probadores. Brando no despega la mirada de mi; los niños lo están molestando, le agarran las manos, pero él no para de mirarme. Pero lo que más me mira es el culo...

Me puse un jean oscuro, con una camisita, que por supuesto está metida adentro del pantalón. Como siempre unos tacos negros, muy delicados. Mi pelo está suelto. Pero claro, este outfit realza mis curvas... 

Nuestros ojos se encuentran y es imposible no contener la sonrisa, ambos nos sonreímos, pero es claro que la mirada de Brando es un poco más pícara....

Él está hecho un churro, hermoso, con sus pantalones negros y camiseta blanca, zapatillas Nike y esta vez se puso gorra, está divino. Más sexy imposible. La remera le marca muy bien sus fuertes brazos, es un poco traslúcida, se pueden observar sus tatuajes, y lo que más me gusta...su piercing en la tetilla, me fascina. 

Luego de este contacto visual, decido concentrarme. Me elegí bastantes cosas...algunas remeras, vestidos, polleras...Le compré también algunas cosas a Melody y a Vera, la hermana de Brando. 

Luego fui a pagar todo con mi tarjeta, eso mucho no le gustó a Brando, pero el ya sabe que yo también puedo pagar algunas veces; está un poco molesto. 

-Bonito, ¿no me vas a hablar? -le pregunto mientras le hago caricias en su brazo. Mira a todos lados, menos a mi. 

Silencio

-Brando está bien, si no querés hablarme y ofenderte porque pagué con mi tarjeta, oféndete.

Dicho esto, me separe de él y caminé por mi cuenta. Sigo esperando su respuesta, pero no emite sonido alguno; por lo tanto yo tampoco. Me enoja que se moleste por esto, encima que lo hago para que no gaste en mí, se enoja. Si es obvio que a veces paga él y a veces pago yo. Pero él quiere pagar todo y eso a mi no me gusta, si yo estoy en condiciones para ayudarlo. 

Seguimos caminando en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Es claro que estoy molesta y él lo nota, pero tampoco mi Bonito recapacita que es un tonto por ponerse así por algo tan bobo.

Pero yo no me pienso ir de aquí sin comer unos waffles. Y al parecer mi bonito, por más molesto que esté, adivinó que quiero comer los waffles. Entonces nos sentamos enfrentados, los niños están en la cabecera de la mesa. Brando no me mira y me irrita, pero bueno si quiere jugar al juego de los mudos, juguemos.

Los niños están jugando con unos peluchitos que le colgamos en el cochecito, sumidos en su juego. Brando que no me mira, el mesero que me está observando de una manera extraña, todo me está irritando.

En eso se acerca el mesero que me mira de una manera...mmm... seductora. Yo no entiendo cómo le da la cara, está mi futuro esposo y mis hijos, y el tremendo atrevido me mira seductoramente.

-¿Qué quieren pedir? -nos pregunta a ambos. Brando ni siquiera se da cuenta de la situación. 

-Un café -le dice mi Bonito, ni siquiera lo mira.

-¿Y usted señorita hermosa, qué desea? -lo estoy mirando estupefactada. Tienen que ver cómo me está mirando, nunca vi algo tan ridículo. Pero parece que Brando decidió salir de su estado "enojón", levanta su cabeza lentamente y observa al chico...con cara de pocos amigos.

- Quiero un waffle con dulce de leche y un hot chocolat -digo sin emoción alguna. 

-Perfecto, ya se los traigo -y así como lo dice de pancho, se va.

Brando lo sigue con la mirada, está muy molesto, pero creo que se olvidó por un momento lo de la tarjeta...Observo que se levanta lentamente, intento pararlo, pero ni registro. Va caminando así como si nada hasta donde está este chico y le dice algo muy cerca del oído. 

Luego regresó a la mesa como si nada y siguió con su actitud. Me estoy enojando y mucho. Antes lo miraba, pero ahora ni ganas tengo. Observo que los niños siguen en su juego, agarro mi teléfono y respondo algunos mensajes. 

-Aquí tiene su pedido -dice una voz muy distinta a la anterior. Era un chico distinto, el muchacho atrevido desapareció...

Sin muchas ganas, comí el waffle y el hot chocolat. Los niños se terminaron durmiendo, Brando continuó en su silencio.  Esta noche para colmo viene a comer a casa Melody, mi hermano, Vera y su esposo, y la pequeña Sere. 

Una vez que terminamos los dos, Brando pagó y así nos fuimos, pero esta vez yo llevé el cochecito. Obvio que no vinimos solos al shopping, siempre nos acompañan los muchachos, pero esta vez Brando les dio la orden de que estén de civiles, así que no están con nosotros vestidos con su uniforme como siempre. Andan por ahí. 

En silencio y molestos, nos subimos al auto, Brando acomoda a Jude y yo me encargo de Belle, ambos en silencio. No puedo creer que se ponga así por una tontería.

 ❤ ❤ ❤ ❤     














BONITODonde viven las historias. Descúbrelo ahora