Capítulo 18

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Brando

Entramos a un galpón abandonado, muy sucio. Se escucha una conversación de fondo, es claro que mis muchachos confiscaron las cámaras de seguridad y ya se deshicieron de los monos que cuidan el basurero.

Carlos está a mi lado derecho, del lado contrario se encuentra Julian. Por otra parte tenemos rodeado todo este maldito basurero, así que esta vez pienso salirme con la mía. Ya me tiene hasta el cuerno con todo esto. Una vez alguien importante me dijo "si tenes un problema, corta la raíz" y eso mismo vamos a hacer ahora. 

Cada vez estamos más cerca de mi presa, caminamos rápido pero sin hacer mucho ruido... Somos especialistas con Julian y Carlos. Ésta no es nuestra primera vez con un asunto como este. La única diferencia es que antes no me importaba nada, ahora me están esperando mis peques y mi Bonita.

Nos miramos con Carlos y asentimos. Julian comienza a bajar la velocidad de la caminata, quedando detrás mío. Carlos adelante, yo en el medio. Cada uno vino armado y con su chaleco correspondiente, pero nos pusimos un vestuario que impide ver al chaleco. 

Lo que podemos observar es un escritorio con una computadora y una silla con respaldo. A los costados de este escritorio hay dos gorilas, con una cara de muerte. Pero no me asustan ni un poco, conozco peores monstruos que estos. Intentan acercarse, pero Carlos y Julian alzan sus armas. 

-Date vuelta -digo con tono autoritario y con un amargor. 

Entonces cuando la silla se da vuelta, todas mis conjeturas, todas mis sospechas se van al demonio. No puedo creer lo que tengo frente a mi. En verdad esto no puede ser. ¡Joder!, no. Es imposible, jodidamente imposible. Mi peor pesadilla se hizo realidad, no puedo entenderlo, esto es una pesadilla. Me quedo inmutado por unos minutos, simplemente lo observo y recuerdo todo. Cada uno de los momentos de sufrimiento, cada lágrima de mis hermanos, cada lágrima de mi madre. Jodido hijo de puta.

-Hijo, tanto tiempo sin verte -dice con una sonrisa en su rostro, pero qué mierda.

-¿Qué mierda estás haciendo? -le digo con cierto enojo. Poco a poco me voy acercando a su escritorio, mis hombres y los suyos continúan con sus armas levantadas. 

-Cálmate muchacho, ésta fue la única manera de que respondieras. Créeme que me hubiese gustado no llegar hasta esta instancia, pero hijo no me diste opción -dice lo más calmado, así como si nada. Todo este tiempo recibiendo amenazas, para encontrarme con mi progenitor. 

-Hijo por favor, una vez en tu vida quiero que me escuches. Por favor te pido que me escuches, luego puedes irte y nunca más nos vamos a volver a ver -este hombre enloqueció, jodidamente enloqueció y me va a conocer muy enojado. Sin pensarlo mucho, me le tiro encima. Lo agarro del cuello y lo arrincono contra la pared. 

-Lo voy a decir una vez y quiero que me escuches muy bien -casi que le escupo cuando le hablo- nunca más en tu desgraciada vida quiero que te acerques a mi familia, ni a mis hermanos, hijos y mi mujer. Con los míos no te metes, es la primera y única que vez que te lo digo. No me jodas más, ya te lo vengo diciendo. Pero esta vez tocaste fondo.

No dice nada, simplemente nuestros ojos se disparan unos con otros. Su respiración está agitada, nunca antes le sucedió esto. Pero le resto importancia, no me interesa en lo más mínimo. Me ha jodido la vida a mi y a mis hermanos y ni hablar a mi madre. Joder, arruinó todo, ¿y piensa que haciendo esto la situación se mejora? Malditamente no. 

Tengo unas ganas de molerlo a golpes, quiero destruirlo. Pero no puedo, hice una promesa y debo cumplirla, por más que me muera de ganas por matarlo. Sin mucho más que hacer, le doy una última mirada, intentando trasmitir todo el desprecio, todo el odio que siento por él.

-Te lo advertí una vez, cumplo con mi palabra.

Dicho esto, me doy media vuelta y me voy. Mis hombres me siguen y nada sucedió. Tengo ganas de matar a alguien, ¡joder!, ¿cómo se atreve? Se metió con lo más preciado que tengo, tendría que haberlo molido a golpes, pero hice una promesa y debo cumplirla. Totalmente enojado y frustrado, me largo de ahí. 

Ninguno de mis hombres me dirige la palabra. Carlos conoce muy bien a mi padre, Julian algo sabe. Respecto a los hombres que quedaron a los alrededores, no saben nada; ymejor así, no puedo creer lo que hizo este jodido hijo de perra. 

Me subo a la camioneta y lo único que quiero es ir a mi hogar, encontrarme con mi Bonita y mis peques. Estoy más que encabronado, agarro un cigarrillo y comienzo a fumar, no sirve para nada. Necesitaría muchos atados para poder tranquilizarme, joder. Tengo ganas de golpear algo, hago un puño con mi mano y comienzo a golpear el respaldo del asiento del copiloto, me intento desquitar. Luego de estar un tiempo haciendo una masacre con el pobre asiento, me recuesto un poco y tomo de la petaca un poco de whisky. 

Carlos continúa manejando en silencio. Nos estamos dirigiendo hacia el aeropuerto, ahí mi avión privado nos va a llevar directo a España. No veo la hora de besar a mi Bonita y alzar en mis brazos a mis peques hermosos. 

Decido llamar a mi Bonita, espero, espero...pero nada. Qué extraño, seguro debe estar con los peques y dejó el celular por ahí. Sé que está algo molesta, algo mucho... pero bueno joder, no quiero que le suceda nada.

 También sé que le lastima que la tratara distante, pero no le podía decir nada. No quiero preocuparle, pero como mi nena es tan inteligente, ella tiene sus sospechas. Ella no entiende que lo hago para protegerla, no comprende que sin ella me muero. Sin mis hermosos hijos no vivo. Por eso hago todo lo que hago, por eso hay cámaras en cada rincón de la casa, ella no lo sabe. Por eso siempre que sale hay muchachos que la protegen, ella tampoco se da cuenta, pero siempre la estoy cuidando. 

Decido volver a llamarla y no ocurre nada. Comienzo a asustarme, le pregunto a Carlos si sabe algo, pero el muy jodido me dice que no tiene señal. Ahora comprendo por qué no me da tono, no tengo la maldita señal. No me gusta, necesito saber que todo está bien, no sé por qué tengo una sensación fea en mi cuerpo y no es el desagrado que tuve que vivir hace minutos atrás, no es el whisky, es otra cosa y no me gusta nada. 

Lo único que deseo es volver a mi hogar con mi Bonita y mi Bel y Jude. Nada más. Saber que todos están bien. Pero esta sensación no abandona mi cuerpo y me pone más y más nervioso y alterado. 








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