Dramaqueen. (62)

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Lucía.

    Joder, con lo bien que me lo estaba pasando y el inútil nos ha cortado el rollo.

    —Ahora sí que te has quedado sin magdalenas— sentencio firme.

    —Nos has cortado el rollo, lelo de mierda— se queja Dani.

    —Es que íbais a acabar con una comida de boca ni medio normal.

    —En esa escena ella está en un balcón y el abajo, morreo a distancia?— ironizo.

    —Entonces no hay beso?— negamos con la cabeza— seguid, seguid.

    —No, ahora no— refunfuño sentándome en una silla que está justo al lado de la camilla.

    —Anda, déjalo, no te enfades— susurra Dani cogiéndome la mano.

    —Te quiero, Romeo— sonrío.

    Me suelta la mano y la pasa por mi cadera trazando pequeños círculos imaginarios en la parte baja de mi espalda.

    Pongo mi mano en su cabeza y enredo pequeños mechones de pelo entre mis dedos.

    —Sois unos moñas— se queja Jesús.

    —Eres un pesado— replico y suelto una sonora carcajada— anda, Dani, echa para allá.

    Dani se hace a un lado y me siento en la camilla.

    —Eres una usurpadora, el paciente soy yo, la camilla es para mí— se queja divertido.

    —Ah, que no me quieres contigo? Yo me voy si quieres, eh— bromeo.

    —Anda, no seas tonta— ríe y tira de mi hasta tumbarme encima suyo.

    —Dani, no puedes hacer esfuerzos ni coger peso— le recuerdo cansada.

    Hago el intento de levantarme pero tira de mí.

    —Quédate aquí— hace un puchero— conmigo.

    —No puedo, no me fuerces, es por tu bien— replico y me levanto esta vez sin impedimentos por su parte.

    —Tengo hambre— se queja Jesús interviniendo.

    —Si son las ocho y has comido a las cuatro, zampabollos.

    —Yo también tengo hambre— le da la razón su hermano.

    —Tú te esperas que a ti te traen la cena a las ocho y media— informo al último— y tú, si quieres cenamos en un rato— propongo refiriéndome al gemelo mayor.

    —Por una vez hoy propones comer, estoy alucinando— bromea Jesús.

    —Sigo sin hambre, pero debo comer— confieso obvia.

    —Quiero mi móvil— comenta Dani suspirando— mis fans estarán subiéndose por las paredes.

    —Ahora mismo tendré más seguidores que tú— bromeo.

    —Estaba todo el mundo grabandoos, tenemos escenas para la pelicula de nuestra vida— comenta Jesús riéndose.

    Cojo mi móvil y me meto en instagram, cierto, nos grabaron, me han subido los seguidores y, aún después de salvar a su ídolo, hay gemeliers poniéndome a parir.

    —Me cago en las fans, en las personas que grabaron y en la madre que los parió a todos— murmuro.

    —Ya lo has visto?— pregunta el gemelo mayor riéndose.

    —Osea, tú lo sabías?— acuso sabiendo que la respuesta es un rotundo — eres un idiota.

    —Lo es, más que nadie— me da la razón el menor de los Oviedo— pero, me encanta que sepan que mi niña es una heroína.

    —Estoy hasta el mismísimo del tema de la heroína, hice lo que cualquiera hubiera hecho.

    —Ya, pero tu no eres cualquiera, gatita.

    —No sabes cuanto te puto quiero— exclamo con una sonrisa tierna.

    Cojo su mano cuidadosamente, dado que tiene una vía en la mano, y entrelazo nuestros dedos.

    —Sois unos moñas de mierda— espeta Jesús cortante.

    —Yo os amo a los dos, pequeños repetidillos— admito cariñosa.

    —Ay, joder, Lucía, al final hoy me hacéis llorar otra vez— comenta Jesús haciéndose el dramático.

    —Eres una Dramaqueen— bromea Daniel refiriéndose a su hermano.

    —Osea, tía, se me ha partido una uña— exclama Jesús con voz de pito arrogante.

    —Se me cae el chocho al suelo con vosotros, tío— exclamo riéndome exageradamente.

    —Tengo hambre— se queja Jesús provocado que un suspiro cansado se escape de mi boca.

    —Eres un pesado, chico— replico mirándolo con asco e instantáneamente vuelvo a reírme.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora