Me llamo Lucía.

Sabes a queso. (55)

Lucía.

    —Anda que, con lo guapo que estoy sonriendo, que te guste cuando como en plan cerdo es de estar muy enamorada— bromea.

    —Lo estoy— recapacito lo que he dicho— la acabo de cagar, cierto?

    Escoge los hombros y sigue comiendo y yo mirándolo y sonriendo como una gilipollas.

    —Me pones nervioso— ríe y al ver que tiene la boca manchada empiezo a reírme como una loca— qué pasa?

    —Te has manchado y, la verdad, no sé cómo, eso solo lleva jamón y queso.

    —Da igual, así mis besos saben mejor— bromea.

    —Eso habrá que verlo.

    Se inclina hacia delante al igual que yo y cuando cree que voy a besarle le lamo la mejilla.

    —Eh, qué haces? No me lamas la cara, puerca— me regaña conteniendo la risa.

    —El aceite es del queso— hago una pausa— sabes a queso.

    —No es el único lácteo que puedes saborear en mí.

    —Eres igual que tu hermano, tenéis una ilusión con vuestras pollas, que vamos— me quejo— ni siquiera serán tan enormes.

    —La mía sí que lo es— vacila ególatra— quieres comprobarlo?

    —No— respondo dándole el último bocado a mi sándwich.

    —Me lo tomo como un sí— niego con la cabeza y ríe— eres virgen?

    —Buena pregunta que hacer en un hospital, siento decirte que no eres ginecólogo— vacilo con una gran sonrisa triunfal.

    —Eso es que lo eres.

    —No, eso es que no te interesa.

    Si dices que sí, te va a dar la brasa hasta que te lo tires.

    Si dices que no, te meterá en el primer baño que encuentre y te meterá la polla hasta el ombligo.

    —Anda, dilo, no es malo ni que lo seas ni que no— sonríe— yo no lo soy.

    —Jesús, con tu aportación me descubres América— comento con condescendencia.

    —Estás así de amargada porque eres virgen y no follas— le lanzo una mirada fulminante— que es broma, si quieres follar, aquí esta Jesús con su supercebolleta.

    —Eres muy tonto, fotocopia.

    —Eres muy guapa, Sexy Lucía Braguitas Negras.

    —Qué bonito mote me tienes— exclamo riéndome.

    —Es original— puntúa— es hora de que volvamos arriba.

    —Sí, una cosa— asiente haciendo que su perfecto tupé bote levemente— podría quedarme yo esta noche?

    —Con esa ropa llena de sangre y chanclas piensas quedarte a dormir? Yo creo que te echarían pensando que eres una vagabunda.

    —Eh, que la sangre es de tu hermano y las chanclas es lo que tenía la madre de Jules en el coche, te recuerdo que mis tacones han salvado a tu hermano?

    —Vale, no te voy a discutir más, pero permíteme llevarte luego a tu casa a que te laves, te cambies y cojas, libros, te vas a aburrir.

    —Yo te lo permito todo— digo levantándome de la silla.

    —Pues en tu casa quiero que me permitas ducharme contigo— propone repitiendo mi gesto.

    —En tus mejores sueños, Oviedo— vacilo a modo de negación— te permito que lleves los platos a la barra.

    —Odio el autoservicio.

    —Vago, te da pereza todo.

    —Gracias por la definición de vago— bromea— igualmente, no me da pereza todo, hay cosas que las hago con mucho entusiasmo.

    —Ducharte conmigo está entre ellas?— pregunto insinuante.

    —No lo sé, aunque quiera, nunca lo he hecho.

    —Pues nos vamos a quedar con las dudas— comento comenzando a caminar— te espero arriba, no te ligues a la rubita de la barra, anda.

    Sigo mi camino hasta el ascensor y al entrar pulso el botón correspondiente.

    El ascensor se abre y veo a Juan Carlos, el padre de los gemelos con cara de agobio.

    —Y Jesús?— pregunta alterado.

    —Está abajo— respondo saliendo del ascensor a la par que el adulto entra en él— pasa algo?

    —A Dani...— comienza a decir y no logro oír el resto, pues el ascensor ya se ha cerrado.

¿Cuál es vuestro shippeo favorito?
Luni (Lucía y Dani) o Lusús (Lucía y Jesús)