Embarazada y mareada. (28)

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Lucía.

    Esto qué es?

    Acabo de entrar a mi casa y lo que me encuentro en el salón es a mi hermano tirado en el sofá, sin camiseta, encima de mi mejor amiga, la cual tiene la falda subida.

    A algunas les encantaría que sus mejores amigas fuesen sus cuñadas.

    Pues a mi no, son como hermanos también.

    —Eh, que corra el aire— suelto seria y se disponen a hablar— no quiero explicaciones, sólo, separaos.

    Obedecen sin decir ni una palabra.

    El castaño se levanta y se acerca a mí.

    —Van a venir Mario y Manu— informa.

    —El dúo dinámico?

    —Los mismos— afirma— si les dejas seguro que también quieren ayudar.

    —No quiero más manos en mi venganza— niego.

    —Nos quedaremos con vosotros— sentencia Jules— pero que no se enteren de absolutamente nada, entendido?

    —Entendido— repetimos a modo de afirmación al unísono.

    —Me dais mucho miedo— hace una  mueca de terror.

    —Calla, rascacielos— replico.

    De repente suena el timbre.

    —Voy yo— dice mi hermano dirigiéndose a la puerta.

    Vuelve esta vez acompañado de dos chicos.

    —Hola— exclamo abrazando a Mario— falsonovio— le grito en el oído— cómo te trata la vida?
 
    —No grites, loca— dice depositando un beso en mi mejilla— me trata bien.

     Sonrío a modo de respuesta.

    —Eh, tu— exclamo acercándome al rubio que está situado al lado de mi hermano— Manolito gafotas— grito en su oído— a cuántas te tiraste anoche.

    —Que no chilles— me regaña riéndose— pues, no sé, no me dio tiempo a contarlas, iban una tras otra— contesta con aires de superioridad.

    —Di que no, que no la metió ni pagando— suelta José.

    —Con lo guapo que es y no folla— suelta Julieta y suspira— lo que nos espera a las feas.

    —Tú fea? Me cago en la puta— me quejo— eres alta, tienes un cuerpazo y tienes una cara bonita de la ostia, si tú eres fea, yo soy Shrek.

    —Tú tienes mejor culo que yo— afirma la morena— y tienes buen cuerpo y buena cara, no te quejes ostia.

    —Opinad vosotros— sentencio mirando fijamente a los chicos.

    —Si nos haceis un desfile de lencería— suelta Mario riéndose.

    —Son mis hermanas, negro de mierda.

    Qué insultos más bonitos y cariñosos se sueltan.

    Son muy normalitos ellos.

    —Por mí bien, tú qué dices Lucy?

    —Pues digo que no— hago una pausa— de ropa puede, pero de lencería no, ni de coña.

    —Era coña, muchachas— suelta Manu riéndose.

    —Os matamos ahora o luego?

    Nos empezamos a reír todos exageradamente.

    —Hace un café?— pregunto cortésmente.

    —Uy, que se nos echa encima la pija del a Upper East Side— se burla el chico de tez morena.

    —Quiero café— dice el rubio— café, café, café— exclama mientras empieza a saltar.

    —Para ti, descafeinado— bromeo— bueno, 5 cafés, dos bombones, una nube, un solo y un descafeinado con leche?

    —Cómo coño tienes tanta información de nosotros?— pregunta Mario fingiendo estar alterado— trabajas para la CIA? Para el FBI?

    —A ellos dos los conozco, a mí me conozco y a Manu no le pensaba dar cafeína— hago una pausa— y bueno, supuse que a ti te gustaría el café oscurito— chincho.

    —Pero serás mala pécora— exclama cogiéndome como un saco de patatas y comenzando a dar vueltas— qué mareo que vamos a pillar.

    —Cómo nos caigamos te parto la cara a ostias— amenazo— bájame ya, anda.

    —A cambio de qué?

    —Estoy embarazada y mareada, o me bajas o sufres las repercusiones— advierto.

    Antes de que me de cuenta estoy en el suelo.

    —Cómo que estás embarazada?— pregunta mi hermano alterado y gritando.

    —Jesús— respondo dándole a entender que es suyo.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora