Con la boca. (19)

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Lucía.

    Termino de cocinar y lo pongo todo en la mesa, junto con tres platos, varios vasos de zumo y varios vasos de chocolate caliente.

    Mejor que sobre a no que falte.

    Recojo todo lo que queda.

    Suena el timbre.

    Justo a tiempo, así me gusta.

    -Voy yo- grito dirigiéndome a la puerta y quitándome el delantal al mismo tiempo.

    Dejo el delantal en un perchero del hall.

    Abro la puerta, encontrándome con un Dani sonriente que sostiene unas carátulas.

    Me lanzo a abrazarlo, él me corresponde el abrazo como puede.

    -Pasa, anda- digo echándome a un lado.

    Cuando entra cierro la puerta y le doy un tortazo al nuevo invitado en el culo.

    -No abuses de mi- se queja riendo.

    -¿A qué te dejo sin comer y que te de de comer la rubia de bote?- amenazo.

    -Cocina fatal, no sabe ni freír un huevo- hace una pausa- pero la quiero.

    Porque no quiero follones, que es que lo echaba de mi casa a patadas.

    Vamos a calmarnos.

    -Jesús, deja de hacerte gayolas y ve a la cocina- digo apareciendo por el salón seguida de Dani.

    Jesús se levanta del sofá y Dani me da las carátulas.

    Este niño es un puto Dios, me ha traído las 9 películas de Star Wars, me lo follo.

    Ambos chicos se abrazan como si no se hubiesen visto en años.

    Se separan y me miran, pues estoy sacándoles unas fotos más cutes.

    -Ni se te ocurra subir eso, que te la lían- advierte Jesús.

    -Que sí, papá.

    -De papá nada- replica y me acerco a el y le doy un pico.

    Ala, Daniel, ya estamos en paz.

    -No te piques, tonto.

    -Jesús, ve llendo a la cocina y pon los cubiertos y servilletas.

    Se va dejándonos solos.

    -Pero, tu no tenías de novio al chico de la discoteca? Qué haces ahora con Jesús?- interroga el Dios Griego que tengo ante mí.

    -No era mi novio, no sé el porqué de lo que dijo, pero es sólo un amigo de mi hermano- explico.

    -Vale.

    -Fue Jesús el que te dijo que me encantaba Star Wars? O fue Jules?

    -No me lo dijo nadie, de hecho, no lo sabía, son de las que más veo en casa y pensé, ¿por qué no llevarlas?

    -Gracias- poso mis labios en su mejilla y suelto las carátulas- vamos.

    Vamos a la cocina.

    Cuando llegamos me doy cuenta de que Jesús ha cambiado la distribución de las cosas en la mesa.

    ¿Qué le da a este muchacho?

    -Yo me siento a tu lado eh- susurra el gemelo mayor.

    -Y por qué yo no?- replica el menor.

    -Poneos juntos y yo enfrente- propongo y recibo miradas de desaprobación por su parte- o jugadlo a piedra, papel, tijeras.

    Eso hicieron, no se puede ser más infantil.

    -Jódete, me voy a sentar yo con ella- vacila Dani sacándole la lengua a su hermano.

    Me siento y el ganador del juego anterior, a mi lado.

    Jesús no se sienta, saca el movil y se dispone a hacerle una foto de postureo a la mesa.

    -Deja de hacer fotos, eres un posturetti, Jesusín.

    -Ya la he hecho, ¿qué os parece?

    -Súbela pero, sin que yo salga, no es bonita

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    -Súbela pero, sin que yo salga, no es bonita.

    -Quiero comer- se queja Daniel.

    -Pues come- suelta Jesús sentándose por fin.

    -Mira, si quieres, te explico cómo comer- vacilo- abres la boca y metes la comida, la masticas y la tragas.

    Coge un vaso de chocolate mete el dedo y me lo pasa por la frente, nariz, boca y barbilla.

    -Por chula- sonríe victorioso.

    -Ya me estás limpiando.

    -¿Con la boca?

    -Con la boca.

SIENTO MUCHO NO HABER PUBLICADO, TUVE PROBLEMAS CON WATTPAD.

Me llamo Lucía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora