Me llamo Lucía.

Yo no quiero ser famosa. (26)

Lucía.

    —Cómo que te la ha jugado— pregunta la morena dándole un mordisco a su hamburguesa.

    —Bueno, esta mañana iba a salir y me he encontrado a medio fandom, a Mar y a la ex de Jesús en la puerta— respondo metiéndome una patata en la boca

    —Y qué tiene que ver que estuviese allí con que te la haya jugado?

    —Las niñas presentes dijeron que dio ella el soplo— hago una pausa— y ella no lo ha negado— suspiro— sino que se me ha encarado.

    La cara de Jules en estos momentos es un poema.

    —Dios mío, lo siento— se disculpa— yo le di tu dirección.

    Hola? Osea que ella lo sabía.

    —Tu también estabas en el ajo?— pregunto incrédula.

    —No, osea sí, osea no— suspira— me dijo que iba a ir a verte para disculparse por el rifirrafe de anoche.

    —Esa rubia de bote va a saber lo que puede llegar a maquinar el cerebro de la mayor zorra del mundo.

    —Esa es mi Lucía— me anima— yo te ayudo.

    —Cuánto tiempo va a estar por aquí?— cuestiono dandole un bocado a mi hamburguesa.

    —Hasta las vacaciones de Navidad.

    —Pues va a pasar una estancia de la ostia— la miro con complicidad— primer paso, vamos a teñirle el pelo, eso durará dos semanas.

    —Le meteré tinte verde moco en el champú— ríe.

    —Esa es mi Julieta— sonrío fugazmente— segundo paso, se va a quedar calva.

    —Cómo piensas conseguir eso?— cuestiona alucinando.

    —Dos palabras— sonrío— crema depilatoria.

    —Lo último que sea que Dani la deje dolorosa e indignamente, por favor— suplica riéndo.

    —Aún me pregunto si ciertamente tenemos telepatía.

    Terminamos de comer y salimos del establecimiento.

    —Perdona— se acerca una chica— eres Lucía?— pregunta y asiento con la cabeza— te puedes hacer una foto conmigo?

    —Vale— sonrío intentando parecer simpática— como la quieres?

    Señala su mejilla, indicando que quiere que le de un beso.

    Hago lo que me indica, la que supongo que será su amiga, echa la foto.

    —Gracias— me abraza y la correspondo— adiós.

    —Nada, adiós, guapa— me despido y se va.

    —Tía? Desde cuando eres famosa?

    —Ni puñetera idea— respondo sincera— es la primera vez que me pasa.

    Caminamos hablando sobre diversos temas hasta llegar a mi casa.

    Qué cojones?

    En la puerta del jardín, hay pegados unos folios con mensajitos.

    —Te queremos— leo en voz alta arrancando uno rosa.

    —Eres la mejor— lee Jules repitiendo mi gesto con uno azul.

    —Esto va muy rápido, yo no quiero ser famosa— suelto histérica arrancando a tirones el resto de folios.

    —Tía, relájate— intenta calmarme— seguro que es solo un par de días, hasta que se pase el momento y— hace una pausa— que coño es eso?

    El dedo de la morena apunta hacia una gran caja rosa.

    —Y si es una bomba?— me mira alzando una ceja.

    —Anda, la abro yo, miedica— se acerca a la caja y la abre.

    Y un estruendo hace que mis oídos se molesten, y a los instantes una honda hace que salga despedida.

    No hombre, es broma, no os asustéis, aún os queda mucho por leer.

    —Qué es lo que me han regalado?— pregunto mirándola curiosa.

    —Una reflex Canon y el último Mac, quieren que seas youtuber.

    —Dios, me está empezando a gustar la fama.

    Cojo los papeles que arranqué anteriormente y los meto en la caja.

    Cojo la caja y entro en mi casa seguida de mi amiga.

    Julieta cierra la puerta tras ella.

   Suelto la caja en un mueble y me lanzo al sofá.

    —Cuándo vamos a empezar a joder a Mar?

    —Cuando menos se lo espere, pasará todo.