22. «Premonición cumplida»

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En medio de una etapa del día, desconcertada, Lisa confundió que estaba en diciembre. Pensó, descubriéndose por las calientes y molestas sábanas, que era o ya muy tarde o muy temprano por la mañana, y que el frío azotaba por una cuarentena más a Corea. 

Sin embargo, los escalofríos en su cuerpo y ese sudor aceitoso deslizándose por la parte trasera de su cuello y las hendiduras de su clavícula no obedecían a un frío estado del tiempo. No tenía alta la temperatura y, si acaso la tenía, era una temperatura natural; algo que yacía burbujeando desde el centro de su estómago, disparándose a todos sitios y emergiendo hasta la superficie de su piel.

De manera graciosa todavía trató de recordar el porqué debería de estar tan inquieta, aunque ahora estuvo muy consciente de lo que había ocurrido. Se había "despertado" de un sueño apasionado con Jungkook, un sueño que ella misma había creado.

Entonces se halló en la cúspide de sus sensaciones y sintió venir algo que no sabía ni qué era.

Eso, se estaba acercando.

Eso, estaba viniendo.

Sintió una premonición.

Su roomie, o sea, Rosé, no estaba en el cuarto.

Un poco decepcionada, tomó la decisión de iniciar su rutina. En el baño fue cuidadosa y abrió el grifo para que nadie la escuchara hablar como si estuviera loca, pero se arrepintió y no paró de decir "chan kor thod jing jing ka (lo siento mucho)" por las elevadas facturas que saldrían la próxima ocasión al tirar tanta agua. Una vez se dio un baño en su nueva cabina, tomó una pastilla para el dolor de cabeza.

Después, para sacarse de esa pesadez física y mental, optó por ponerse a leer, pero ella no era mucho de leer, así que pasó de leer "Cincuenta maneras de mantener un corazón sano" y dejó el práctico libro en su colección escasa de libros, regalados en su mayoría por su madre que era un poquito sobreprotectora.

¡Es que no necesitaba un corazón sano! Ella necesitaba no tener ningún corazón.

Ya que con nada logró sentirse completamente calmada, acabó escribiendo en Google algo como "¿Cómo convertirse en una zanahoria?" y, esperanzada de encontrar algo que la hiciera sentir mejor, buscó por distintas páginas hasta que descubrió algo: que una persona no se podía convertir en una zanahoria.

—"¿Cómo convertirse en una zanahoria? " ¿Por qué te quieres convertir en una zanahoria, Lalice? —Rosé se rio con picardía cuando aventó su teléfono a los pies de su cama.

—¡Eh! —le gritó—. ¡¿Qué hacías viendo mi teléfono?!

—Pues dejas todo tirado a veces, y el móvil se te ha olvidado en el comedor. Dejaste la sesión abierta, la vi y... descubrí eso.

—¡Eres una cotilla, Chaeyoung! No quiero que veas mis cosas.

—Mira, déjame decir algo.

Lisa, que se aseguraba que su móvil estuviese intacto, la vio aún molesta.

—Tal vez sí que puedas convertirte en una zanahoria. Digo, el pelo ya lo tienes, sólo espera a que te salgan las raíces —y se volvió a reír, desordenándole el cabello.

—¡Eres mala, Park Chaeyoung!

Horas posteriores, la situación era diferente.

Debido a que las promociones en Japón habían terminado, tenían días libres y ella se distraía con una tarea muy banal: pasar tiempo de calidad con una Chaeyoung que seguía burlándose de su búsqueda por Internet. Mientras veían la tele en el saloncillo, le hacía la pedicura.

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