21. «Conversaciones sobre anatomía»

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—¡Jeon Jungkook! ¿Qué fue ese grito? ¡Ya estás viendo tus vídeos prohibidos, ¿verdad?! ¡Bastardo, ya te dije que eres muy pequeño para ver esas cosas!

El magnae se incomodó, pero, puesto que todo le parecía muy ridículo, se lo tomó con demasiada gracia al final y se rio con la adrenalina al nivel millón, hasta que se dobló por partirse de risa.

—Jungkook —volvió Tae a hablarle—, sabes que puedes ser honesto conmigo. Somos compis. Ahora estás es una etapa reproductiva, es muy natural que hagas estas cosas.

—¡Hyung, no sé de qué me hablas! —entonces habló fuerte y claro y se acercó a la puerta.

Música estaba puesta desde que Lisa llegó. Con la música y la distancia, sus gritos despertarían a los vecinos.

—¡Jungkook, déjate de idioteces y ábreme! ¡Tengo algo que decirte!

—¡¿Qué quieres que tiene que ser en este momento?!

Y es que, con Jungkook, eso de ser un chico tímido y tranquilo podría ser debatible. Si algo no le gustaba, no se frenaría en decirlo, así que aborreció que su compañero hubiese hecho semejante aparición en plena noche, con Lisa, su Lisa, para decirle cualquier cosa.

Contó hasta diez, empuñando las manos. Se pondría a hacer kick boxing con la puerta como Taehyung siguiera andándose con secretitos.

—¡Lo que quiero decirte es sobre la agenda de mañana!

Bueno, eso era importante, pero no abriría la puerta. A ver si se cansaba de estar tocando y de gritar como si estuviera del otro lado del distrito porque, aunque quisiera, tenía echados los pestillos y la puerta no se abriría si él no la abría.

—¡Habla, pero habla rápido!

—¡Imbécil! ¡Tenemos llamado temprano, muy temprano, a las cuatro y media! —le informó a gritos de la misma forma que él—. Así que Jin hyung no quiere que te duermas tarde.

—Vale, copiado —suspiró—. ¿Podrías retirarte ahora y dejarme hacer lo que tengo que hacer aquí?

—¡Bastardo! Te atreves a ser tan sincero..., ¡qué asco!

—¡Hyung, no es lo que tú crees!

Con Taehyung había que tener mucha fortaleza. A veces se preguntaba quién era el maknae de los dos.

—¡Ya te lo dije! ¡Te van a crecer las manos por andar de travieso!

Jungkook gimió, abriendo mucho los ojos. Lisa estaba oyendo toda esa chorrada.

—¡Hyuuung!

—Vale, vale, me callo. ¡No te duermas tarde!

Y se fue, se largó, se marchó, por fin. Oyó las pisadas externas de Taehyung moverse a cualquier otra fútil y despreciable dirección. Sus oídos se taponaron luego, sin embargo, el resto de sus sentidos se magnificó. Bajando la mirada, se revisó mentalmente. Llevaba un tiempo sintiéndose de tal modo, pero no esperó que su cuerpo le hiciera una bella violación de fidelidad ese día. Podía sentir a sus ojos muy desenfocados y que su inspirar se quedaba en la miseria total. Sus signos vitales eran un íntegro fiasco, aunque no estaban en comparación con el fuego que sintió por dentro.

Había una necesidad soberbia emanando en cada fibra de él.

Impactó las manos en la puerta como si estuviera siendo retenido, a lo mejor era su parte sensata. Sólo luego de unos segundos miró por encima del hombro y enfocó la vista en aquella afectada chica pelirroja, que se había levantado de su aparatosa caída y que ahora estaba sentada en la cama. Cuando su mirada regresó a él, había furia.

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