40. «Ni siquiera a veces»

1.6K 147 104
                                    

Para Lisa misma había sido una sorpresa que no pusiera pretextos cuando Jungkook le dijo que necesitaba que se reuniesen esa noche. Ya habían transcurrido pocos días desde los rumores de su relación. Estuvo resignada a que debía verle, aunque de cualquier modo en su cabeza empezaba a azotarse un gran sentimiento desolador.

Las noticias, por supuesto, habían corrido rápido. Su familia y amigos de Tailandia se enteraron de los rumores, pero ella no cesó de desmentirlos. Aún se admiraba de su fuerza de voluntad para no llorar al hablar por teléfono con su familia, sobre todo, con su padre, a quien admiraba tanto, así no tuviesen muchas similitudes en cuanto a cualidades psíquicas. Ella pegaba más con la personalidad de su madre que había sido una abnegada cuando ella era pequeña. Tras su padre biológico abandonarlas, su madre había olvidado sus metas personales. Este era un tópico vetado hasta en su mente; de hecho, siempre prefería pensar en cosas verdaderamente terribles que en ello, sin embargo, no pudo arrancarse la necesidad de pensar en el pasado y de asegurarse con esto que sus acciones futuras tenían una justa razón de ser.

A su padre no le guardaba rencor pese a sus acciones cobardes. Sentir rencor o cualquier otro tipo de sentimiento negativo por alguien desconocido no tenía caso. Como nunca le conoció, no tenía ni un poco de deseos de hacerlo por el momento, pero sí que era cierto que había reflexionado mucho en el por qué se marchó, llegando al punto en que alguna vez tuvo la tonta idea de que, si alguien como él no la había querido, mucho menos le iba a querer alguien más.

Gracias al cielo estos sólo se convirtieron en sólo devaneos. Los años pasaron para dejarle una lección muy importante: no necesitaba de un distintivo biológico que le dijera de dónde venía. Ella había nacido cuando su madre luchó junto a ella, sola y con esfuerzo, y había vuelto a nacer cuando su madre conoció a un maravilloso hombre que iba a ser el pendón de toda su vida hasta el final.

Pensó que nada más le faltaría si tenía el regazo y la asistencia de su familia en cualquier situación. Creyó que su vida no se vería atribulada por nada ni nadie, ni siquiera al abandonar su país que por años la vio crecer y mudarse entonces a Corea para emprender, quizás, una vida no tan buena como ella idealizó.

Entusiasta y positiva se movió todos esos años mientras se esperanzaba a que sus sueños se hicieran realidad. No se dio tiempo para pensar en trivialidades y, si lo hizo, siempre acabó diciéndose que eran sólo sensaciones que se irían en algún momento.

Pero había sido una tonta...

Se engañó a sí misma.

Ya fue irresoluble el detener las lágrimas. Quería llorar y lo hizo. Esa noche quería sufrir la pérdida como si mañana no fuera a recordar nada. Si sólo eso era lo que le quedaba, el sufrimiento, quería pues hundirse en él hasta el fondo.

En el camino para tomar la decisión de esa noche, había perdido muchos pedazos de su alma. ¿Qué iba a hacer cuando viera a Jungkook en brazos de otra chica? ¿Qué haría al imaginárselo acariciando a otra? ¿Se sentiría tranquila de su sacrificio? Se tocó los labios, por poco temblando. ¿De verdad iba a ser feliz cuando imaginara la boca de Jungkook sobre la boca de otra persona?

Decepcionada, se rio de ella misma inclusive si no traslucía el mínimo matiz de gracia en su expresión. No podía bosquejar sus sentimientos futuros. El verdadero amor duraba para siempre, y el amor que sentía por Jungkook no menguaría a pesar de que ya no estuviesen juntos.

Advirtió que el conductor de ese coche la podría ver por el espejo delantero. Hundiéndose en el asiento, limpió sus lágrimas. ¿Y si le decía a ese hombre que la regresase al lugar del cual la había recogido? Debía desechar a la brevedad sus intentos de no ponerle fin a lo que tenía que ponerle fin ya que se lo debía a Jungkook, incluso si las palabras que iba a decirle lo forzaran a odiarla para siempre. Pero, de todas formas, no podía mentirse. Estaba harta de sentir ese amor platónico en su piel. Jeon Jungkook ocupaba toda su mente. Por las noches era incapaz de despojar a esta de los bellos recuerdos a su lado. Si tan sólo el destino respondiera favorablemente a los dos...

Deja VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora