La conversación finalizó con Jungkook dándole una dirección específica. Si mal no recordaba, la había apuntado en su teléfono antes de borrarla del teléfono de Rosie, aunque nunca estuvo atraída verdaderamente a hacerlo.
No quería perturbarse con las acciones premeditadas de Jungkook, pero le resultaba increíble la mucha seguridad en sí mismo que guardaba como para lanzar un mensaje escondido en un supuesto regalo y después esperar a que ella se contactara con él. ¿Eso sería denominado como un exceso de convicción o un exceso de vanidad?
Chaeyoung había resultado la pieza faltante para resolver el puzle. La misión de Jungkook había tenido éxito en gran parte por ella.
Se despertó muy temprano. Recordaba que se había hecho la dormida luego de la llamada con Jungkook porque no quería comentarle nada a su compañera Chaeng. Sin embargo, no pudo evitarse su épico cuestionario.
Estando en la cocina, apenas siendo las cinco de la mañana, una voz inmejorablemente adormecida abordó sus pensamientos matutinos.
—Es muy temprano para comer, ¿no crees?
Rosé llegó restregándose los ojos para desperezarse, y ella deseó bostezar y dormir otra vez, pero el estómago le estaba rugiendo.
—Tengo hambre.
—Si no me hubieras ignorado, habrías comido ayer por la noche —Rosé arrastró los pies y se sentó en uno de los taburetes de la isla—. Jisoo unnie preparó una sopa de judías buenísima, no sabes de lo que te has perdido.
Le daba un poco igual. Ahora estaba muy enfocada en el corte de una lechuga para hacerse unos prácticos rollos de jamón ibérico. Chaeyoung se ofreció para auxiliarla, pero ella se negó.
—Qué concentrada te pones, eh... —dijo su amiga—. Mientras haces aquí, ¿por qué no me cuentas cómo te fue en la idílica conversación que tuviste con Jungkook? O, como a mí me gusta llamarle a partir de ahora..., tu admirador número uno.
Lisa suspiró con fastidio y enfrentó su mirada.
—Chaeyoung, tengo un centenar de cosas más por pensar y, además, estoy que me caigo al piso por lo famélica que tengo desde las nueve de la mañana de ayer. Entonces, créeme cuando te digo que sólo quiero terminar aquí y comer hasta que ya no pueda más. ¿Sería mucho pedir que no me interrumpieras? ¿Sí? Gracias.
La risa de Rosé fue de pura diversión.
—OK, OK..., al menos dime, ¿hubo tema?
Al oír su pregunta, se ahogó de más con el jugo que tomaba.
Con mil colores en el rostro, se limpió la boca con una toalla y carraspeó.
—Chaeyoung, a veces haces preguntas nada convenientes.
—¿De qué hablas? Yo pregunto de manera correcta, la que interpreta mal eres tú.
—Es que..., ¿hubo tema? ¿Qué clase de pregunta es esa? No sé a qué te refieres, unnie...
—Que si hubo tema de conversación, tontaza... —La expresión desagradable de Rosé cambió a una incrédula—. Mira cómo es que trabaja tu mente cochina. Me sorprendes, Lisa. Me voy enterando de este lado tuyo cuando llevamos casi cinco años de conocernos. La vida sí que da sorpresas, eh.
Lisa también se enteró de que ese matiz existía en los recovecos de su ser. No lo sabía; había pensado involuntariamente, fue lo primero que entendió al escuchar aquella engañosa pregunta.
—En fin, ¿vas a contarme ya lo que pasó?
—Cuando termine de comer —aceptó, en realidad planeando alguna cosa para evadirla después.
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Deja Vu
Fiksi PenggemarPor algún motivo que no es exacto, las miradas de dos de los ídolos más populares del k-pop llegan a reflejar algo más que cordialidad y, es en este instante, en el que una inesperada situación ocurre en los rincones de un after-party que descontrol...