25. «El trato»

2.3K 174 131
                                    

Habían llegado al famoso puente suspendido del Parque Nacional de Daedunsan.

Habían llegado al famoso puente suspendido del Parque Nacional de Daedunsan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Chaeyoung se lo había pasado muy mal en todo ese viaje. No dejó de agarrar a Lisa por el brazo mientras viajaban por el teleférico para llegar al puente. La maknae no supo tampoco cómo hizo para hacer otro pequeño esfuerzo (luego de subir a la montaña por unos minutos) y meterse en ese transporte aéreo. A ella nunca le habían dado miedo las alturas, pero el nerviosismo de su amiga la alteró. El vértigo les reclamó pegar sus cuerpos lo más que pudieron a las paredes frías de la cabina aérea, sin asaltar su curiosidad y olvidando que estaban a una cantidad de metros por muy arriba.

Jisoo no paraba de burlarse de ellas por esta causa. Riéndose por nueva cuenta de su engorrosa situación, asida con la cámara de Jennie, fotografió el paisaje. 

—¡Qué hermoso sitio! —exclamó aún serpenteando burla—. Mirad los colores, las montañas, el cielo repleto de nubes..., pero parece que va a llover. Suerte que hemos traído el impermeable puesto. No vaya a ser que llueva y nuestras maknaes lo pasen peor.

—¡Sólo os hemos servido como espectáculo! —gritó Rosé con una notable mueca—. Debisteis ayudarnos en el teleférico a mantenernos tranquilas, casi nos caemos. ¡Solamente os habéis burlado de nosotras!

Jisoo siguió cachondeándose de ellas.

—Vuestras caras fueron de recuerdo —señaló—, es una suerte también que haya hecho un video de ello.

Lisa y Chaeng se espantaron.

—Que has hecho ¿qué?

—Hice un video y lo subiré a Instagram —repitió Jisoo y ondeó la cámara a sólo unos cuantos centímetros de sus rostros.

Lalice se quejó primero, sin embargo, estaba muy dedicada a que su hermosa flor globular no se le cayera o se le maltratase, así que no dio ni un paso al frente para coger la cámara y atrincherarse con ella en alguna parte de esa hermética estructura turística en la que no había espacio para que más de dos cuerpos caminaran a la vez.

En un chispazo notó que la cámara estaba en manos de Rosie y que Jisoo protestaba enseguida para que se la devolviera.

—¡Pues va a ser que no! —gritó Chaeng, sonriéndose—. Eres mala con nosotras, Chichoo, no te mereces nuestra piedad.

—Con que así vamos, ¿no?

Desorientada por el cambio de planes, la maknae se sintió desolada al ver la traición en los ojos de Jisoo. Su compañera con sed de venganza robó su flor.

—¡Unnie, devuélvemela!

—Uy, qué lástima —burlona, Jisoo levantó el tallo y miró de boleto redondo toda la forma de la flor que había recogido—. Ahora que tengo tu flor, parece que tendremos que hacer un trueque.

Deja VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora