Deja Vu

43. «Encerrona»

Tras la ceremonia finalizada de Gayo Daejun en el estadio de béisbol de Gocheok Sky, todos iban a tener su propia fiesta en un after situado en un pub de lo más sofisticado y allí no faltarían tres primordiales elementos para una fiesta regular: alcohol, buena compañía y buena música.

Antes de llegar allí, la noche se le había ido entera admirando a Lisa. La presentación de ella y sus compañeras se sintió como la primera vez que tuvo la fortuna de deleitarse viéndola, en aquellos días cuando empezaba a sentirse distinto. Le pareció increíble su fortaleza y el que con una sonrisa brillante y un inquebrantable ánimo convirtiera esa noche de reencuentros en una de lo más loable. La amaba, pero la consideraba mejor todavía una persona por la que cualquiera podría sentir admiración.

Muy pronto se dio cuenta de que no era bueno ocultando que Lisa le era de mucho interés. En su reservado lugar dentro del after, apartados de la gente, pero con el privilegio de observar todo el movimiento atmosférico, Hobi le había dicho que dejara de verla de esa manera porque terminaría delatándose. Cuando le preguntó que de qué manera la veía, Hoseok le respondió con una sonrisa de lo más burlona que parecía un animal viendo a un trozo de carne.

Contrario a lo que supondría, no se rio de la analogía tan burlesca de su compañero. De hecho, se sintió muy ofendido en el orgullo pues Lisa no era un trozo de carne para él. Esta significaba mucho, pero mucho más que esta vulgar interpretación, así a su cuerpo le fuese muy difícil entender de conceptos y sentimientos.

Ahora sintiendo el resonar de su corazón bajo su expresión naturalmente estoica, notó la respiración agitada de Lisa a su lado mientras esta doblaba un folio ya usado por la mitad y apuntaba con un boli algunas cosas que no logró ver debido a que estaba más interesado en ver su rostro. Se habían interrumpido de estar en la fiesta con el fin de puntualizar algunas cosas del plan llamado "hacer cercanos a Min Yoongi y Park Chaeyoung" en una sala privada de ese enorme sitio. 

Bajó la mirada lento por todo su rostro redondo y entonces observó que, aunque escribía algo, igual fingía no percatarse de su mirada. Su rostro brillaba tanto o más que sus pendientes de aros largos en color oro y forma de estrella. Sus mejillas estaban sonrosadas. Sus labios, sus sedosos y gruesos labios estaban mordidos en un gesto infantil. Al detallar este rasgo suyo, sus ojos se iluminaron. En cuanto a su apariencia corporal, llevaba los hombros amoldados a un conjunto en blanco y negro similar al que utilizó en el performance de la gala. Encontró su lisa piel y, luego, recorriendo más debajo de sus hombros, notó algo que no debió de haber visto. Necesitó quitarse el abrigo de inmediato. El calor de la estancia lo sofocó de repente. Nervioso, desvió la mirada y se pasó una mano por el pelo.

¿Cómo obviaría que estaba acompañado de una chica como ella? ¿Cómo podía eludir que su cuerpo reaccionaba ante ella sin siquiera mirarle a los ojos? ¿Cómo lograría disfrazar sus necesidades oscuras cuando estaba con Lisa?

Suspiró y llevó a cabo un análisis recapitulador de los últimos meses. Había batallado con sus sentimientos tanto como ahora. Ilusamente pensó que tener a Lisa sería como cumplir uno de sus mayores sueños, pero estaba en un error. Era ella, Lisa, la fuente por la que todos sus sueños estaban dichos en su mente. Y ahora estaba con él, mas no la tenía como un trofeo o un premio. La tenía porque de verdad le deseaba a su lado.

Cuando era más joven pensaba que lo mejor que le podría pasar a alguien sería amar a otra persona, pero también había estado equivocado en eso. Lo mejor que a un ser humano le podía pasar era tener a alguien y que ese alguien le quisiera.

Por desgracia, aun con ser correspondido, estaba bastante desilusionado y seguía dolido por algunas cosas. Primero, ahora tenía la obligación de esconder su relación con Lisa, tal cual sólo casualidades lo hubieran llevado a estar con ella.