Soy Su Sumisa

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Ya casi termina la huelga >:3

¡Disfruten el capítulo!.... 7UUU7r sucias busca lemon y shile 7U7r

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¿Tocarme frente a él? Se supone que eso debería ser algo que solo debería hacer a solas. En privado. Mis mejillas ardientes estaban muy de acuerdo conmigo.

— Bien — dijo bebiendo más vino — Recuéstate en la alfombra. Yo te diré como hacerlo.

Las piernas me temblaban ante a la expectativa, me moví hasta recostarme.

— ¿Nerviosa?

— Sí, lo estoy...

— No quiero que lo estés.

— Nunca me he... tocado y me da vergüenza hacerlo frente a ti, señor — respondí sinceramente, tal vez, de esa forma se apiadaba de mí.

Pero eso era algo imposible.

Su voz profunda llegó a mí — Sé que nunca te has tocado, por eso quiero que lo hagas. Y quiero que lo hagas frente a mí porque me va a satisfacer mucho ver como disfrutas de tu cuerpo. No tengas vergüenza.

Asentí dudosamente con mi cabeza — B-Bien...

— Recorre tu cuerpo con ambas manos, hazlo lento.

Mis manos iniciaron su recorrido por la curva de mi cintura pequeña, se deslizaron por mi abdomen, mi vientre, por debajo de mis senos y mi cuello. Se sentía más delicado, era un tacto suave que para mi piel era algo nuevo, era mío. Involuntariamente mis ojos se cerraron.

— Masajea tus senos, sin tocar tus pezones — indicó roncamente, su mirada me penetraba incluso si yo no lo veía.

Mi tacto se deslizó por mis pechos, ahuecándolos y dejándolos ir. Hice círculos por encima y debajo de ellos, quería tocar mis puntas, pero no lo hice. Apretujé mis senos justo como Jack lo había hecho esa mañana y con espontaneidad se levantó un poco, deseando que repitiera el mismo proceso, cuando lo hice, mis labios se abrieron ante un jadeo... bien, comenzaba a disfrutar eso. En serio.

— Ahora tira de tus pezones, hazlo fuerte — Apreté ellos notando lo duros que se encontraban, tiré de ellos — Vamos, Elsa, eso no fue nada fuerte. Hazlo como yo lo haría.

Una vez más lo intenté, apreté con la fuerza que pude y tiré de ellos con la misma. Un quejido salió de mi boca, tanto de un pequeño dolor provocado como de placer. Volví a repetir eso, me agradaba. Soltaba suaves quejidos cuando la mayoría eran jadeos que escapaban de mis labios entreabiertos. Masajeaba y apretaba mis senos, tirando y pellizcando mis pezones endurecidos como supuse que él lo haría.

Supongo que por eso me gustaba hacerlo, imaginaba sus manos, su toque experto sobre mi cuerpo.

Mis piernas estiradas se apretaron contra mi entrepierna húmeda, que estaba pidiéndome una caricia piadosa.

— ¿Te gusta, Elsa? — su penetrante voz hizo que mis ojos se abrieran y asintiera con mi cabeza mientras trabajaba mis pechos — Esa no fue una respuesta para mí.

Jadee — S-si me gusta, señor.

— ¿Quieres hacer más?

— Sí, por favor — gemí ansiosa para otra actividad pionera en mi cuerpo.