Soy Su Sumisa

6

No estaba segura de cuando iba a llegar, habían pasado cerca de tres días desde aquella llamada. Y debo decir que no fue nada fácil vivir en la mansión durante ese tiempo, no me sentía cómoda saliendo de mi habitación.

Todas las sirvientas me miraban como si fuera un bicho raro. Me miraban como si me odiaran, e incluso Kara y Lía quienes se suponían que eran mis amigas me miraban mal. Pero lamentablemente los días que me dieron de descanso terminaron y tuve que comenzar a trabajar.

Entré a la cocina de empleados para desayunar, e inmediatamente me gané la mirada de todos... Y no eran unas muy buenas que digamos. Ni siquiera me digne en saludar, solo pasé y me serví café.

— ¿Qué tal tus días de vacaciones, Elsa? — Preguntó Lía — Tuviste tiempo para pensar en acostarte con uno de los jefes.

— ¿Cómo...

— ¿Cómo sabemos? En esta casa las paredes hablan, Elsa. Te escuchamos a ti y a la señora Frost el otro día... Se te cumplió, ¿no zorra? Si tan sumisa eres, ¿Me besas los pies?

— O el trasero sería lo mismo — se burló Sara. Todos se rieron.

Dejé el café y me dispuse se salir de ahí. Y lo hice. Caminé hasta mi habitación de nuevo. Me sentía mal, degradada y humillada. No lo pude evitar, lloré. ¿Era malo tener alguna preferencia sexual? ¿Qué les hacía yo queriendo esto? Exacto, nada. No tenían por qué haberme tratado de esa forma, era mi vida y yo podía hacer con ella lo que yo quisiera.

No salí de mi habitación en todo el día. No me iban a importar los regaños de Cecile, no me iba a importar si me descontaban de mi salario... Quería estar en mi habitación todo lo que podía. Por lo menos ahí estaba segura de burlas.

Pero no desaproveché mi tiempo. Eché llave a la puerta, tomé mis audífonos y mi celular. No tenía computadora, así que tendría que investigar algunas cosas en mi teléfono. Me puse los audífonos y cuando la música sonó a todo volumen, inicie a buscar.

La verdad no sabía por dónde iniciar, pero comencé con lo más sencillo, que serían las prácticas sexuales que no entendí. ¿Que era felación y fisting? Pues, según google, felación era la práctica sexual que consistía en la estimulación bucal del pene... Juro que cuando leí eso, tenía la cara roja. ¿Acaso no era lo mismo que... El sexo oral? Bien, eso era algo que si podía preguntarle. Seguí con el fisting, pero simplemente no pude creer lo que leía... Sentía vergüenza incluso buscarlo.

Pasé mi tarde buscando e informándome sobre varias cosas, y la verdad, me sorprendió mucho la cantidad de páginas sobre BDSM había. En una de las páginas leí algo que me pareció muy injusto y a la vez, desleal y eso fue, que un amo podía tener varias sumisas... No me gustaría que eso fuera así, ¿qué tal si Jack era esa clase de amo? También, era algo que debía hablar con él... De hecho varias cosas eran las que necesitaba aclarar con él. Pero como dije, no sabía cuándo y a qué hora vendría.

Después de un rato, de no salir y soportar hambre. Decidí dormir. De todos modos, ya nadie iba a querer verme la cara.

***

Desperté por golpes en mi puerta... Revise mi reloj... Siete cuarenta y cinco... ¿Había dormido todo el día? Y tenía un hambre del infierno.

De nuevo se escucharon los tres golpes.

— Elsa, el señor Jackson ha llegado, dice que vayas a su despacho y que lleves contigo el documento que te entregó.

Y con esas palabras se me olvido que era hambre. Me sentí nerviosa de inmediato.

— Gracias, Grace.

La escuché alejarse.

Me di cuenta de que aún tenía mi uniforme puesto, fui a mi armario y para no tardarme nada, busque un vestido y me lo puse. Tomé el contrato y salí.