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Ese día me desperté muy tarde.

Me había quedado dormida, por alguna razón, la alarma de mi teléfono se negó a sonar. Salí de la cama a las ocho y media y salí aun más tarde de mi habitación por ducharme y cambiarme. Me peinaba con mis dedos mientras hacia el esfuerzo de atarme una coleta con el cabello mojado.

Al llegar a la cocina, las sirvientas recogían los platos del desayuno y otras se dirigían a hacer sus labores en la mansión.

— B-buenos días, lamento no haberme levantado temprano — dije entrando a la cocina para ayudar.

Cecile rodó los ojos y bufó — Ve a arreglar el jardín, las flores necesitan cuidado y el césped del frente debe ser podado... Talvez así recuerdas levantarte temprano.

Cecile, era una señora mal humorada y regañona, se hacía cargo de dar órdenes a las sirvientas. El jardín del frente era bastante grande y me demoraría horas manteniéndolo hermoso.

— Claro — respondí dándome la vuelta y al hacerlo hice un gesto de estrangulamiento con mis manos imaginando a Cecile en ellas.

Fui al cuarto donde se tenían las cosas de limpieza y jardinería. Saque todo los instrumentos que iba a ocupar y me dirige al jardín.

La brisa era suave y refrescante, era una completa lástima que no disfrutaría de ese clima.

Me arrodillé frente al primer bloque de flores e inicié a quitar las hojas secas caídas en la tierra, habían algunas plantas marchitas, así que tuve que quitarlas y con una pequeña pala abrí un pequeño agujero para sembrar otras y pase el rastrillo para asegurar la tierra y limpiarla de las malas raíces. Por último, regué con la manguera ese bloque.

Seguí así por horas, limpiar, quitar y regar plantas. Cecile salió un momento para pedirme que también cortara y podara los árboles que estaban cerca de quiosco. Pedí ayuda, pero ella me la negó por mi irresponsabilidad. Gemí con molestia en mis adentros y me odié por levantarme tarde.

Seguí por el césped y en eso me tardé casi cuatro horas. Mi cabello se pegaba a mi frente por el sudor, y mi uniforme se pegaba no muy cómodamente a mi cuerpo por el mismo motivo. Entre a la casa nuevamente en busca de las tijeras grandes para poder hacer mi labor con los árboles. Uno a uno corte las ramas secas y pode a forma simétricamente ordenada, como le gustaba a la señora Frost.

Al terminar mi labor, miré mi reloj. Eran casi las cinco de la tarde, me había pasado de mis horas y estaba hecha un desastre y me sentía totalmente agotada. Me tire al césped bajo la sombra de un árbol que soplaba brisa realmente deliciosa que golpeaba con suavidad mi cuerpo sudoroso. Cerré mis ojos ante la sensación.

— ¿Cansada?

Abrí mis ojos de golpe. Me encontré con la alta figura de Jackson. Lucía diferente, no tenía puesto un traje como lo veía siempre, vestía de manera informal. Jeans, camisa de vestir con las mangas hasta los codos y botines industriales cafés. Se veía realmente atractivo, aunque eso no era de extrañar viniendo de él.

Parpadee un par de veces sintiéndome adormecida — Cecile me ordeno arreglar el jardín... Es una mansión enorme — Sonreí cansadamente.

Él frunció su entrecejo — ¿Todo el jardín? — Asentí — ¿Cecile no le dijo a nadie más que te ayudara?

Palidecí, no quería meter en problemas a nadie. Me removí incómoda en el césped.

— Kara y Lía me ayudaron — mentí nerviosamente.

— Kara se reportó enferma, y Lía ha estado ayudando a mi madre todo el día — dijo entornando sus ojos — ¿Por qué mientes?

No contesté, solo me dediqué a verlo nerviosa.

Soy Su SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora