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Mis manos comenzaron a picarme con fuerza; queriendo soltar la bofetada más grande que en su vida pudiera sentir.

— Debería ponerte una orden de restricción — solté observándola fijamente — Esto que haces es un maldito acoso. Ya para.

Demasiado descaradamente soltó una risotada nada linda en mi cara — ¿Acoso? No lo creo. Es más insistencia. Tú lo harías tratándose de Jack.

— Pero cómo ves, no lo hago. ¿Te digo por qué? — sonreí burlonamente — Aunque no creo que haga falta que te lo diga, en realidad, te hago una pregunta: ¿Jack está conmigo o contigo?

Aunque no desapareció de su rostro, la sonrisa que permanecía en ella era amarga y venenosa — Por ahora sí, supongo que cuando me escuche lo va a pensar dos veces. Literalmente. Dime una cosa, Elsa, ¿qué sabes tú de Jackson? ¿sabes en serio lo que quiere como amo? — cuestionó acercándose un poco más a mí — ¿Sabes lo que tú y yo podríamos hacer para él?

¿Ella y yo? ¿Hablaba de un maldito trío? — Estás enferma.

— Eso me deja claro que no sabes nada de Jack. Pero ¿Qué esperaba que supieras de él? Es tan insignificante lo que llevan juntos que dudo que sepas algo relevante.

Me amargaba la existencia que ella tal vez tuviera un poco la razón — Las relaciones de eso se tratan. De conocernos poco a poco.

Mi estómago estaba revuelto, amenazando con querer regresar mi almuerzo. ¿Jack le contestó?

Rapunzel hizo un gesto vago con la mano, restando importancia a mi comentario — Escucha, Elsa. No vine a pelear contigo, más bien, quiero conocerte más.

— Claro, porque seguirme no te basto, ¿correcto?

Pareció sorprendida al escuchar eso, no se lo esperaba — ¿Leíste el correo, verdad?

— Sí.

— Vaya, ¿acaso no escuchaste que la curiosidad mató al gato?

No hice rodeos — ¿Qué quieres conmigo? Lo que sea, no quiero nada que ver contigo.

— ¿Ni siquiera por complacer a tu amo? — cuestionó, ladeando la cabeza y sonriendo inocentemente. Algo que no se le daba para nada bien — Somos sumisas, Elsa, lo que más priorizamos es a Jack, ¿recuerdas?

Priorizo, es singular. Él es mi amo. No tuyo.

— Jack alguna vez deseo tener dos sumisas, ¿sabías eso?

Me sobresalté cuando alguien tocó mi hombro, se apareció a mi lado un hombre en traje un poco más alto que yo. Era el gerente — ¿Todo está bien por aquí, señoritas?

Tragué fuertemente — Sí — mentí — la señorita solo quería una recomendación para eventos y una reservación. ¿Verdad?

Por mi suerte, ella me siguió el juego — Sí, deseaba información del lugar. Ella ha sido muy eficiente. Además, que somos viejas amigas, ¿no es así, Elsi?

Perra infeliz.

Miré al gerente — Señor, no me dijeron cuándo es que terminaré turno, o...

— ¡Oh! Claro, es que antes de eso pensé en darte este día de prueba para ver si Eugene tenía razón, pero puedes terminar ya. Hasta el momento has hecho un trabajo excelente — felicitó con una sonrisa enorme — Termina de atender a la señorita y puedes terminar tu turno.

— De hecho, ya terminó. Pensábamos salir a celebrar su empleo — comentó la rubia mirándome con una sonrisa falsa — Vamos, Elsa, tenemos algunas cosas que hablar.

Soy Su SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora