Soy Su Sumisa

29

No podía sentir mi lengua, parecía desaparecida.

— Mi lengua... Merida no siento mi lengua — balbucee mirándola.

Alguien tocó mi hombro — Elsa, estoy aquí.

Voltee a ver y sí, ahí estaba mi amiga pelirroja aguantando la risa. Miré de nuevo a la persona a quien le hablaba y al parpadear varias veces me di cuenta noté que era señor con el cabello largo y negro.

Palmee su hombro — Lo siento señor — miré a Merida de nuevo — No siento mi lengua Meri.

— Es porque te tomado chupito tras chupito, uno más y morirás intoxicada — me quitó mi vaso vacío de mi mano — Y aun no has hablado nada del porqué estamos ahí, solo te sentaste a beber.

— No estoy tan inconsciente cómo crees — le espeté frunciendo mi entrecejo — Además, a eso vine ¿verdad? A morir intoxicada.

— No juegues Elsa — bebió de su coctel — Mira... si lo ves así, Jack no hizo nada malo.

Bufé — Ese cara de pene — rodé los ojos — No hizo nada malo, nopi, nopi, solo fue a ver a su ex... esa, esa... Ripinzil — me eché a reír sin razón a aparente — ¿Quién demonios se llama Raspunzel?

— Rapunzel — me corrigió.

— Me da igual — arrebaté su coctel de la mano y le di un sorbo — No es nada importante... solo tuvieron cuatro años de relación... se iban a casar... nop, nada malo.

— Pero Jack te quiere Elsa, he visto la forma en la que te mira.

Yo sabía eso — pero ¿de qué manera me quiere? ¿cómo su amante, como su sumisa, como un objeto de su cuarto rojo... o como solo Elsa? — De todas maneras... ¿qué tal si decide que yo no soy suficiente? ¿Qué tal si simplemente decide que soy un objeto más en su lista del cuarto rojo? — me encogí de hombros y recargué mi cabeza en la mesa — Tal vez solo tengo miedo de ser reemplazable.

Merida acarició mi cabello con gentiliza — Tu ebriedad no te hace ver como son las cosas realmente.

— Creo que bebí para no hacerlo. ¿Si entiendes el punto del alcohol, verdad?

— Elsa... no te hablaré como tu amiga, sino como una dominante — sus ojos me observaron completamente, y jodidamente ella tenía fuerza en su mirada. Daba miedo — Tu eres todo eso... amante, sumisa, objeto sexual, y todo eso es lo que hace a esta Elsa. A esta loca, berrinchuda, exasperante y exagerada Elsa. Y Jack también es eso... menos lo de sumiso, créeme, lo intenté. No es algo que le excite, lo enojé mucho — bufó con frustración, sacudió la cabeza — Como sea... si él llega a quererte, querrá a todas esas facetas de ti, y creo que ya lo hace.

Sonreí tristemente — Sé que no hace falta que me lo diga, pero... solo a veces quiero que lo haga, que lo confirme... Merida... yo me enamoré de él, pero si Jack no demuestra un poco que lo está de mí... si evita mostrar sus sentimientos... yo me iré de aquí.

Sus pupilas se agrandaron, como si no lo pudiera creer. No entendía por qué — No lo harías.

Bebí un poco más de su coctel antes de que me lo quitara — Sí lo haría... — me encogí de hombros tratando de quitarle importancia — Creo que debería tener un poco de amor propio, ¿no lo crees?

Ella asintió, dejando que sus rizos se movieran suave con el movimiento — Creo que deberías esperar a que Jack te diga que pasó y lo pienses mejor.

— ¡Estoy ebria carajo! ¡Claro que no voy a pensar una mierda bien! — grité mientras me reía, pero era algo bipolar, comencé a querer llorar — Me quiero ir a casa.