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No lograba moverme. Apreciaba como cada musculo de mi cuerpo estaba indeciso a moverse.

Abrí mi boca para decir algo, pero de mis labios no brotó ni siquiera una vocal. Mucho menos un silaba. Terminé apartando mi mirada, avergonzada, creo. Tenía muchas cosas que decir y me había quedado muda.

Jack se aproximó hacía donde me encontraba como estatua, cada paso que daba en mi dirección mis mejillas se enrojecían, mi corazón gritaba y mi estómago se revolcaba en los nervios. Jack lograba derrumbar de manera irrespetuosa mi sentido común.

Alcé mi mirada topándome con los suyos, y esos labios curveados con disimulada diversión que provocaban probar el pecado. Colocó sus dedos en mi barbilla haciendo que inclinara mi cabeza un poco atrás — Realmente te ves preciosa esta noche.

Mi mente se nubló y yo cedí ante la oscura prisión en el momento que sus labios presionaron contra los míos. Sus manos tomaron posesión de mi cintura atrayéndome a su cuerpo, su cálido y duro cuerpo al cual me aferré como si fuera mi último día de vida. Sus labios ardían moviéndose sobre los míos, una abertura a nuestro infierno personal donde lo único que ardía en el lugar éramos nosotros.

Esa especial forma en la que abrazaba mi cuerpo, como su lengua domaba la mía, como nuestros labios se reconocían cómo si siempre debían estar juntos. Me hacía olvidar lo que había considerado importante en primer lugar, antes que nada.

Hizo un poco de fuerza para levantarme y mis piernas no tardaron nada en adaptarse a su abdomen. Avanzó a ciegas, sin renunciar a mis labios. Mi espalda topo con una pared y su cuerpo me sostuvo. Era sencillo poder sentir sus músculos tensos, fuertes y calientes.

Sus labios buscaron mi cuello donde dejó húmedos besos, chupetones que pronto serían sus marcas en mi piel. Cada sensación vibraba en mi cuerpo reaccionando en mí, jadeaba, mordía mi labio inferior cuando efecto que Jack me proporcionaba era demasiado. Me hacía arder esa chispa que dormía mientras él no estaba.

Fue donde Jack se detuvo. Jadeando suavemente en mi cuello sentí su cálido aliento sobre mi piel — No voy a seguir hasta que me digas lo que pasa por tu mente — su tono de voz bajo al susurrar en mi oído.

— Dime que no lo hiciste — susurré de vuelta, tragando fuertemente y exigiéndome no dejar escapar un gemido indecente. Lo miré a los ojos insegura — Dime que no respondiste a su propuesta.

Besó mi frente y me separó de la pared bajándome al suelo — ¿Cómo sabes del correo?

— Estaba trabajando en tu computadora cuando invadió toda la pantalla... tuve curiosidad.

Sonrió de lado suavemente mientras acarició mi mejilla con su cálida mano — Una vez que dije que la curiosidad mató al gato, ¿correcto?

Apoyé mi mejilla en su mano, poniendo la mía sobre la de él — Y yo te respondí que al menos murió sabiendo la verdad... ¿Le respondiste?

Se alejó un poco de mí y buscó su teléfono en su pantalón. Deslizó un par de veces su pulgar sobre la pantalla y me lo entregó — Eso fue todo lo que le dije.

"Si te acercas de nuevo a Elsa de esa manera, haré todo legal y te denunciaré por hostigamiento. Es justo que lo que haces ahora, Rapunzel. Aléjate de ella"

Una oleada de felicidad poseyó mi cuerpo. No era nada más que eso. Jack simplemente no le dijo nada más que eso.

Me lancé contra él y me aferré a sus hombros — Creí que... — exhalé aire entrecortadamente — Creí cosas horribles sobre ese correo.

— ¿Creíste que aceptaría hablar con ella?

— Tenía motivos para pensarlo — deshice mi abrazo, pero él me sostuvo de la cintura — ¿no crees?

Soy Su SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora