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No podía estarme quieta. Realmente sentía aburriendo masivo sin su presencia. Era como estar en algún lugar desierto y aburrido como... Eh... No sé, un lugar desierto y aburrido.

Por fin me habían llamado de la universidad, la entrevista la tendría el viernes en la tarde. Hubiera deseado que fuera más rápido, pero no había sido así. Solo esperaba que me fuera bien.

En fin, había otro problema y creo fielmente que ese era el problema de mi mal humor: Mi periodo había llegado por fin, y no, no era un simple dolor; dolía como el mismo infierno en mi vientre. Me la había pasado el día en cama debido a que no soportaba el dolor.

Tiana había llegado y ella me dio una pastilla, aunque eso no alivió absolutamente nada. Solo ayudó un momento.

- Señorita debería...

- Llámame Elsa, por favor. Tenme confianza, de todos modos creo que serás mi aliada por acá - le sonreí a medias.

Ella me devolvió el gesto - Está bien... Deberías levantarte y respirar un poco, eso ayuda a veces - me sugirió amablemente mientras arreglaba algo en el closet.

Bufé y luego otra mueca de dolor se dibujó en mi cama - Créeme, a mi nada me sirve cuando estoy así.

- Bien, pero al menos dúchate - cerró el closet.

- Ya lo hice.

- Pues hazlo otra vez. Cuando salgas te daré un té de manzanilla, pero no puedes estar todo el día en cama.

- No tengo mucho que hacer por acá, no salgo pues me perdería. Estoy muy segura de eso.

- ¿No conoces bien Nueva York?

- No, lo que es una lástima - respiré profundo - No sé si lo sepas, pero soy de Noruega, y nosotros acostumbramos a caminar largas distancias unos días a la semana - me levanté de la cama y me estiré un poco - Yo estaba acostumbrada a eso. Ahora no conozco ni una avenida de aquí.

Tiana se silenció por un momento, pero luego dijo:

- No sabía que eras de Noruega, aunque debí notarlo, tienes un acento en tu voz.

- ¿En serio? - Ella asintió - No lo había notado.

- Mira... Yo tengo que hacer unas compras, si quieres puedes acompañarme y conocer un poco.

Me animé - ¿En serio?

- Claro, además, tú lo has dicho; seré como tu aliada. Deberíamos conocernos ¿te parece?

Le sonreí - Estoy de acuerdo, además salir me refrescaría un poco.

- En eso estoy de acuerdo. Dúchate y luego ve a almorzar - me sonrió ladeadamente y salió de la habitación con una muy pequeña carga de ropa.

Solté un largo suspiro y finalmente me encaminé hacia la ducha... De nuevo, aunque no me desagradaba, usualmente cuando tenía la regla me duchaba varias veces al día.

En fin, me duché y luego de decidir ponerme un tampón en lugar de una toalla, vestí mis piernas con unos jeans y arriba una camisa blanca tan simple como suena con un escote V poco pronunciado. Me puse unos zapatos del color de mi camisa y me maquillé un poco. Al terminar me puse mi collar, algo que no podría faltarme nunca decorando mi cuello.

Llegué a la cocina donde encontré a Tiana sirviéndome un poco de estofado.

Lo sirvió frente a mí - Que lo disfrutes.

- Gracias.

Inicié a devorar mi comida tanto como podía, sabía realmente delicioso.

Me distraje viendo mi teléfono, solía comer mientras veía alguna cosa en internet. No tenía nada que hacer o con quien hablar... Eso sonaba triste, pero nunca me importó no tener muchos amigos, me gustaba tener solo a Tadashi, podía confiar en él siempre.

Soy Su SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora