Extra

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¿Señor?

Levantó su rostro de su computadora y sus ojos azules me miraron con suma atención ¿Qué sucede, Rapunzel?

¿Estás muy ocupado?

No tanto, en realidad... ¿te pasa algo?

Le sonreí Estoy aburrida, pensé que estabas muy ocupado y por eso no me acercaba.

Él también me sonrío, casi caigo de rodillas ante esa cálida sonrisa que me regalaba Siempre tengo tiempo para ti me hizo un gesto con su mano para que me acercara a él y lo hice. Me sentó en sus piernas Además, también estaba aburrido.

Me besó fugazmente.

¿Puedo preguntarte algo, señor? comencé a sonrojarme.

Besó cariñosamente mi hombro Claro.

¿Me amas?

Ese color azul en sus ojos me parecía más claro esa tarde, podía incluso jurar que se volvían de otro color. Y cuando el asintió con su cabeza y me dio un beso inmerecidamente fogoso y apasionado, me sentí la mujer más afortunada de la historia.

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Una semana sin poder saber de él. Una semana en la que me obligué a tratar de olvidarlo. Donde mi única maldita compañía era el alcohol y los varios recuerdos con Jackson.

Recuerdos donde me amaba y me hacía suya una y mil veces. Donde me repetía que era hermosa y que le pertenecía. Recuerdos que me consumían.

No, no podía olvidar. Traté de hacerlo por todo un año y me fue inútil. Conocí hombres que me querían, pero era tan diferente... simple. Todas las noches, aun cuando estaba decidida a dejar a Jack, pensaba en él.

¿Por qué dejé a Jack? Simplemente creí que estaba cansada de ser sumisa. Yo no era así, pero al estar tanto tiempo con él me acostumbre a sus modos, al cariño que me daba, al delirante sexo al que me empujaba al límite. Una parte de mi seguía negándose a ser domada y sumisa. Cuando lo dejé, supe que estaba equivocada. Otro hombre quiso ocupar su lugar. Asumí que yo sería feliz con él, ya que no buscaba ni castigarme o hacerme obedecer.

Después de unas semanas me di cuenta de lo mucho que me aburría. Sexo común, donde rara vez tenía un orgasmo. Y ni siquiera cuando los tenía me sentía satisfecha. Comencé a extrañar infernalmente todo lo que Jack me hacía. Incluso sus castigos, pero más lo que veía después de eso.

Dignidad... ¿qué era eso? Se supone que debería sentirme avergonzada por todo lo que había hecho. Incluso seguir a Elsa, lo cual fue lo más aburrido de mi vida. ¿Acaso ella no sabía lo que era divertirse? Maldita sea, era tan aburrida.

Sin embargo, esa mujer logró enamorar a Jack en tan poco tiempo que me hacía sentir celosa.

— Ay, Jack... — susurré tirándome al sillón. Bebí más de mi botella — ¿Habrías de aceptarme si ella no estuviera? Si ella no hubiera llegado a ti, ¿me hubieses dado esa oportunidad que te rogué sin pudor?

Comencé a reírme de mí, me veía tan patética — Por supuesto que no. No me hubieras dado nada después de cómo te abandoné. Estabas tan enamorado de mí y no me importo sino hasta después de unos meses. ¿Me olvidaste rápido, Jack? ¿Se te dificultó olvidarme?

Tantas preguntas y él no estaba para responderlas. Nunca estaría para responderlas.

Mi teléfono sonó por sexta vez en ese momento. Estaba harta de eso. Me levanté a tropezones para alcanzarlo y apagarlo. Pero no pude hacerlo, atendí.

— Tú nunca llamas, ¿qué quieres?

— Vaya, que lindo tratas a la única amiga que te queda.

— Tengo resaca y me siento sola, no esperes que sea amable Merida.

Ella se rió suavemente — Supe que no te fue bien con Jackson.

— ¿En serio me llamas para eso? ¿Quién te lo dijo?

— Lo supuse — fue evasiva, lo sabía — Sé cómo es Jackson, por si se te olvida por un tiempo antes de que te conociera, yo fui suya. Es obstinado, no iba aceptarte incluso si no estuviera con Elsa.

Tiré la botella sobre la alfombra y esta comenzó a derramar su liquido — Al menos quería intentarlo. Incluso estaba dispuesta a compartirlo con Elsa.

— ¿Ser hermanas sumisas? ¿estás loca?

— Completamente, pero creí que sería una buena idea. A Jack le atraía tener a dos mujeres a su disposición.

Nuevamente la pelirroja se rió — Lo sé. Hablábamos de eso de vez en cuando... ¿Cómo te sientes?

— Merida... — suspiré entrecortadamente — Me resigné, ¿qué más puedo hacer? Obviamente él ama a esa mujer. Hice todo lo que pude para hablar más con él... me odia.

— No creo que te odie... simplemente ya no eres parte de su vida.

Bufé — Adiós, Merida.

— ¿Recibiste la invitación a la fiesta de aniversario del Club Ds aquí en Nueva York?

— Sí, y supongo que Jackson irá con Elsa. No quiero... iré.

— Lo supuse — comenzó a suspirar — Ay, Punz, solo espero que no te humilles más.

Negué con la cabeza — No lo haré más, lo prometo. Solo quiero... no sé — me encogí de hombros, inútilmente demostrando mi inseguridad. Ella no me veía — Bueno, no lo sé. Mejor lo voy a pensar, ¿sí?

— De todos modos, espero que superes a Jack, ¿sabes? yo nunca lo amé como tú, pero estoy segura de que no será el fin del mundo si no estás con él.

— No se siente así justo ahora...

— Tal vez no, pero pronto va a pasar. Ya verás.

Asentí levemente con mi cabeza — Está bien... yo también lo espero, de todos modos.

— Me tengo que ir, avísame si vas a esa fiesta. Si no, estoy segura que te veré pronto.

— Adiós, Mer.

Regresé al sofá, donde me abrigué con mi manta favorita y me recosté.

La fiesta anual del club, nunca faltaba a esa reunión. Amos, dominas, sumisas y sumisos en un mismo lugar. Era lindo estar en un lugar donde compartían tus mismos gustos. Incluso si me aminaba podría encontrar a alguien para pasar el rato y no estar completamente sola. Además, ¿Quién me aseguraba que Jack estaría ahí con Elsa? Solo pensar que iba a estar ahí, presumiendo a su nueva muñeca, me provocaba una inmensa rabia que no quería que me invadiera. No tenía ningún derecho a sentirme así. Yo me había equivocado. Yo me había humillado hasta tal grado de operarme con la estúpida idea de tal vez así gustarle más. Una mujer como yo nunca se da cuenta que se está quemando hasta que lo único que queda de ella son las cenizas.

De todos modos, nada me impedía ir.

— Lo único que pido... es verte una vez más. Y convencerme de que ya no eres mío.

Soy Su SumisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora